En la región del Valle de Tulancingo, donde las tradiciones culinarias son tan ricas como diversas, los atoles ocupan un lugar especial en la mesa. Con la temporada invernal y la celebración del Día de la Candelaria a la vuelta de la esquina, la degustación de tamales después de descubrir los muñequitos en la rosca de reyes se convierte en una tradición arraigada.
Atoles Exóticos que Despiertan el Paladar en el Valle de Tulancingo:
- Chileatole: En el pintoresco municipio de Acaxochitlán, el chileatole es una opción común que, aunque puede parecer inusual en lugares más extensos como Tulancingo, ofrece una fascinante combinación de dulzura y picante. Entre sus componentes se encuentran el chile serrano, la masa, el elote blanco, el epazote, la sal y el azúcar.
- Atole Agrio: También originario de Acaxochitlán, este atole, de tono blanquecino, se adorna con salsa de cacahuate y chile ajillo. Aunque su aspecto puede resultar discreto, el contraste de sabores lo eleva a la categoría de imperdible en la región.
- De Chilaca, Chilacayote o Chilacayota: Este fruto, que generalmente se encuentra en forma de dulce, sorprende al convertirse en un delicioso atole en Tulancingo. La dificultad radica en pelar o cortar la chilaca, chilacayote o chilacayota, como se prefiera llamar, debido a su extrema dureza. Destaca por la inclusión de piloncillo, que aporta el toque dulce característico a este atole.
- Atole de Cahuicho: Proveniente de un pequeño fruto redondo de color negro con un sabor agridulce, similar al arándano, el atole de cahuicho es una joya culinaria de los bosques de Acaxochitlán. Su preparación implica la licuación gradual de esta fruta en la masa del atole, endulzándolo para lograr una experiencia única.
En conclusión, el Valle de Tulancingo revela su riqueza gastronómica a través de estos cuatro atoles exquisitos, cada uno ofreciendo una experiencia única para aquellos que buscan explorar los sabores auténticos de la región.