Un atentado con coche bomba en Moscú acabó con la vida de Yaroslav Moskalik, un importante general del Estado Mayor ruso. Este hecho ha sacudido a Rusia, justo cuando un enviado de Trump se encuentra en la capital intentando negociar la paz con Ucrania.

El ataque ocurrió en Balashikha, un suburbio del este de Moscú, cuando un Volkswagen Golf explotó con un artefacto lleno de metralla. La vocera del Comité de Investigación ruso, Svetlana Petrenko, confirmó que el vehículo estaba aparcado frente a la casa del general.
Moskalik no era cualquier oficial: ocupaba el cargo de subjefe de la Dirección Principal de Operaciones del Estado Mayor y tenía peso en decisiones militares importantes. Incluso fue parte de la comitiva rusa en las negociaciones de París en 2015 y participó en reuniones del llamado Formato Normandía, junto a representantes de Alemania, Ucrania y Francia, para tratar de frenar el conflicto en el Donbás.
La agencia estatal Tass citó a los servicios de seguridad al confirmar la noticia, mientras medios como RBC recordaron que el general había trabajado junto a figuras clave como el canciller Sergei Lavrov y el asesor presidencial Yuri Ushakov.

Este asesinato se suma a otros ataques dirigidos contra altos mandos rusos en los últimos tiempos. En febrero, por ejemplo, Armen Sargsyan, líder de una milicia prorrusa, murió tras una explosión en un edificio residencial en Moscú. Y no fue el único: Igor Kirillov, jefe de defensa radiológica, fue asesinado en diciembre de 2024; Mijaíl Shatsky, experto en misiles, también cayó en circunstancias violentas; y el polémico bloguero Vladlen Tatarsky murió por una bomba escondida en una estatua en un café de San Petersburgo.
Mientras tanto, en paralelo al atentado, Steve Witkoff, el representante de Trump, llegó a Moscú para reunirse con Putin en un intento por frenar la guerra. Witkoff, un exempresario inmobiliario, ya se había encontrado con el presidente ruso tres veces en los últimos dos meses.
Este nuevo giro llega tras una jornada brutal de bombardeos rusos sobre Kyiv, que el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky calificó como “uno de los más descarados y crueles” hasta ahora.
Desde su red Truth Social, Donald Trump también criticó el ataque ruso:
“No estoy contento con los ataques en Kyiv. Innecesarios y en mal momento. ¡Vladimir, para! Mueren 5.000 soldados por semana. ¡Ya basta, logremos la paz!”, escribió.
Aunque nadie ha reclamado oficialmente la autoría del atentado contra Moskalik, analistas no descartan una operación encubierta ucraniana. Según Vitaly Shevchenko, editor de BBC Monitoring, “no lo dicen abiertamente, pero está claro que tienen interés en eliminar a figuras clave del Kremlin”.