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Casi dos años han pasado desde que la fábrica cementera Cruz Azul, ubicada en la zona centro de la ciudad cooperativa del mismo nombre, se encuentra sin suministro eléctrico. Esta situación ha generado pérdidas económicas significativas, privando a la región de ocho mil toneladas diarias de cemento y afectando a aproximadamente cinco mil trabajadores directos e indirectos.
La interrupción del suministro eléctrico, que tuvo lugar el 27 de agosto de 2022, se realizó bajo la aparente premisa de un permiso de mantenimiento para la subestación eléctrica de la planta, el cual resultó ser falso. Antes de este corte, la fábrica abonaba unos cuarenta millones de pesos mensuales a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), al corriente en sus pagos. Ahora, la economía de ocho municipios se ve afectada, incluyendo Tula de Allende, Tepeji del Río, Tlahuelilpan, Atitalaquía, Tezontepec de Aldama, Progreso y Atotonilco de Tula.
Los efectos de esta situación se extienden más allá de la fábrica misma, impactando el funcionamiento de un centro comercial, un hospital y un club deportivo en la zona. Además, los empleados se ven obligados a resguardar las instalaciones ante posibles actos vandálicos, habiendo experimentado varios ataques en los últimos años que han causado víctimas y daños materiales considerables.
Los trabajadores, que llevan más de un año sin recibir salario, se enfrentan a una situación precaria. Aunque en un momento intentaron mantener la producción con generadores de energía, esta medida ya no es viable. Mientras tanto, continúan bloqueando los accesos principales de la factoría y mantienen guardias de vigilancia constante, día y noche.
La empresa ha reportado pérdidas diarias de aproximadamente dieciocho millones de pesos debido a la suspensión de la producción y venta de cemento, agravando aún más la crisis económica en la región.
