La calificación actual sitúa a la petrolera en una posición altamente especulativa y a solo dos niveles de ser considerada “grado basura”, que implica un alto riesgo de incumplimiento crediticio por parte de una empresa o gobierno.
Fitch Ratings señala que la rebaja refleja el continuo bajo desempeño operativo de Pemex, el alto servicio de la deuda y la necesidad de financiación del gobierno debido a los flujos de efectivo negativos, factores que han obstaculizado la inversión adecuada.
La agencia también destaca las preocupaciones relacionadas con la gestión operativa y la falta de inversión en mantenimiento, evidenciadas por los recientes incendios en activos e infraestructura de Pemex que han resultado en lesiones y muertes de empleados.
Recientemente, un incendio en la plataforma Nohoch-Alfa de Pemex en Campeche dejó dos personas fallecidas, una desaparecida y varios heridos.
El director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, afirmó que las personas fallecidas y desaparecidas no eran empleados de la empresa estatal, sino de una compañía contratista.
Además de la rebaja crediticia, Pemex ha sido colocada en “observancia negativa”, lo que indica que Fitch Ratings podría reducir aún más la calificación de la compañía en el futuro debido a nuevos riesgos.
La agencia expresa preocupación sobre la capacidad y voluntad del gobierno mexicano para mejorar la liquidez y la estructura de capital de la empresa en los próximos dos años sin concesiones de los acreedores.
Pemex enfrenta vencimientos de bonos de deuda internacional por un total de 4,600 millones de dólares en 2023 y 10,900 millones de dólares en 2024.
Fitch Ratings estima que el refinanciamiento de esta deuda aumentará los gastos por intereses de la empresa, lo que ejercerá más presión sobre su flujo de efectivo.
La agencia proyecta que el gobierno deberá gastar aproximadamente 20,000 millones de dólares más de lo que recibe de Pemex en 2026 y 2027 para mantenerla a flote.