Iberdrola ha concluido la venta de 13 instalaciones de generación eléctrica al gobierno mexicano, marcando el fin de una disputa con la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien había criticado duramente los acuerdos de la compañía española para abastecer de energía a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El acuerdo, valorado en 6.200 millones de dólares, implica la transferencia de las 13 plantas junto con sus 460 empleados a un fideicomiso liderado por Mexico Infrastructure Partners. A pesar de la venta, Iberdrola continuará suministrando energía y potencia, además de ofrecer servicios temporales para la gestión de las plantas cedidas.
Aunque Iberdrola reduce su presencia en México con esta operación, la empresa aún conserva 15 plantas y mantiene sus operaciones comerciales y de energía renovable, con un portafolio de 6.000 MW, de los cuales más de 2.000 MW se desarrollarán en los próximos cinco años para su venta a clientes privados, según un comunicado emitido por la compañía.
Esta desinversión se ajusta a los términos acordados previamente en junio y está alineada con la estrategia de descarbonización del grupo Iberdrola, contribuyendo así a sus compromisos en materia ambiental.
En su informe a la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España, Iberdrola resaltó que la venta incluyó las filiales Iberdrola Generación México y Iberdrola Renovables México, así como otras subsidiarias, transferidas a Banco Actinver, fiduciario del fideicomiso 5561, bajo la administración de Mexico Infrastructure Partners.