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Expertos han revelado que un alarmante derrame de petróleo, posiblemente originado el 4 de julio, días antes de la explosión en una plataforma de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la Sonda de Campeche, ha sido detectado en la zona a través de imágenes satelitales. Sorprendentemente, ni el gobierno ni la empresa estatal petrolera han informado al respecto.
Las imágenes analizadas revelan que el geógrafo Guillermo Tamburini ha identificado derrames que abarcan hasta 400 kilómetros cuadrados, lo cual equivale al doble del tamaño de Guadalajara, Jalisco.
El pasado 7 de julio, la plataforma de Pemex conocida como “Nohoch-A” sufrió una explosión que afectó el 37% de su producción total y cobró la vida de dos trabajadores. Durante este incidente, también se registró un derrame de petróleo en el mar.
Según Tamburini, este derrame en el mar pudo haber comenzado el 4 de julio y se mantuvo activo hasta el domingo 16, extendiéndose en más de mil kilómetros cuadrados.
El geógrafo destacó que se han documentado numerosos derrames de gran magnitud de manera recurrente o permanente en la zona, lo que subraya la necesidad de cuidar el medio ambiente. Además, señaló que tan solo una gota de petróleo crudo puede contaminar hasta 25 litros de agua.
Tamburini explicó que si tan solo el 10% de las áreas reportadas presentan una capa de petróleo de 0.1 milímetros de espesor, los derrames podrían alcanzar los 7 mil metros cúbicos. Esto equivale al contenido de dos piscinas olímpicas o unos 175 camiones cisterna.
El experto advirtió que, según esta estimación, la acumulación de todos estos derrames en las últimas dos décadas podría superar los 10 mil metros cúbicos, lo que constituiría un enorme desastre ecológico que aún no se ha tomado en cuenta.
Organizaciones ambientalistas como Greenpeace también han denunciado que los incidentes de Pemex que afectan la salud y las comunidades cercanas han aumentado en un 50% desde 2020. Además, han destacado que existen eventos no reportados, como los constantes derrames de petróleo en el mar.
Pablo Ramírez, de Greenpeace, enfatizó que estos accidentes, que también ponen en riesgo la salud de los trabajadores, han aumentado significativamente a partir de 2020, según los datos recopilados de los informes de Pemex.
Asimismo, los ambientalistas señalaron que entre 2020 y 2022, Pemex experimentó un aumento del 152% en la frecuencia de lo que ellos llaman “accidentes”, mientras que la gravedad de estos incidentes se ha incrementado en un 126%.
Critican además la reducción del 49% en el presupuesto destinado al mantenimiento de las plataformas extractivas en tierra y mar.
Esto ha creado una situación explosiva que resulta constantemente en víctimas mortales, no como resultado de accidentes casuales, sino debido a condiciones laborales precarias, sin que la industria muestre voluntad para solucionarlo, según una declaración firmada por varias organizaciones como la Alianza Mexicana contra el Fracking, CartoCrítica y el Observatorio Mexicano de Emisiones de Metano, entre otras.
Recientemente, la agencia calificadora Fitch Ratings degradó la calificación de la petrolera estatal mexicana a un nivel “altamente especulativo” debido a los numerosos desastres que ha enfrentado Pemex, que van desde un ojo de fuego en el mar en julio de 2021 hasta la explosión en “Nohoch-A”.
