A partir de octubre, México impondrá aranceles de entre 15% y 20% a autos eléctricos importados de países sin tratados de libre comercio, afectando principalmente a vehículos provenientes de China. Esta medida podría encarecer los precios para los consumidores, eliminando la ventaja de los modelos eléctricos accesibles que gozaban de exenciones arancelarias.
Fabricantes como BYD buscan opciones para mitigar el impacto, como negociar exenciones o ensamblar localmente. Sin embargo, si no se alcanzan acuerdos, los consumidores podrían enfrentar un encarecimiento en el mercado de autos eléctricos.
El aumento de precios también podría frenar la adopción de estos vehículos en el país, justo en un momento donde la transición hacia energías limpias se ha vuelto prioritaria. Los aranceles podrían beneficiar a los modelos ensamblados en México, creando una ventaja competitiva para las marcas que invierten en infraestructura local.
Las autoridades argumentan que la medida busca proteger la industria automotriz nacional, aunque algunos analistas advierten sobre posibles efectos negativos en la expansión del mercado de autos eléctricos, limitando la oferta y la competitividad.