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Las islas de calor son un fenómeno preocupante en entornos urbanos, elevando las temperaturas dentro de las ciudades en comparación con las áreas periféricas.
Estas islas térmicas son el resultado de diversos factores, como la liberación de calor por parte de sistemas de climatización y la composición de materiales urbanos, como el asfalto. Este incremento en la temperatura no solo intensifica el cambio climático, sino que también repercute negativamente en la salud pública.
El impacto de este fenómeno en la salud y el bienestar de los habitantes urbanos es significativo.
¿Qué es una isla de calor?
Una isla de calor se forma en áreas urbanas donde la temperatura es considerablemente más alta que en sus alrededores, debido a la concentración de estructuras que absorben y retienen el calor, en contraposición a entornos naturales como bosques o cuerpos de agua.
La influencia del tráfico vehicular y la actividad industrial agrava este efecto, contribuyendo así a los problemas asociados con el cambio climático y disminuyendo la calidad de vida en las ciudades.
Efectos del fenómeno:
Las altas temperaturas pueden tener repercusiones graves en la salud de los residentes urbanos, incluyendo malestar general, problemas respiratorios, insolaciones, deshidratación y fatiga, e incluso aumentar la tasa de mortalidad por golpes de calor.
Además, las islas de calor contribuyen a la degradación de la calidad del aire, debido al aumento en la emisión de gases contaminantes como el dióxido de carbono (CO2), el dióxido de azufre (SO2) y los óxidos de nitrógeno (NOx), todos ellos responsables del efecto invernadero.
Un reciente estudio publicado por la editorial científica IOP Publishing revela que los impactos asociados con el calentamiento causado por las islas de calor urbanas podrían duplicar las pérdidas económicas proyectadas por el cambio climático.
