Ralph Fiennes brilla en su papel del cardenal Lawrence en “Cónclave”, un thriller que saca a la luz los secretos del proceso de elección papal. La película se lanzó este viernes, y nos adentra en el mundo oculto de las intrigas y maniobras que llevan a cabo los cardenales en el Vaticano tras la muerte de un Papa.
En medio de la contienda, el cardenal estadounidense Bellini, interpretado por Stanley Tucci, se niega a aceptar una propuesta que implicaría usar documentos robados para desprestigiar a un rival. Su razonamiento va más allá de la ética; se da cuenta de que tal acción lo convertiría en “el Richard Nixon de los papas”. Esta frase captura a la perfección la astucia y el ingenio que dominan la narrativa del filme.
Dirigida por Edward Berger, conocido por su trabajo en “Sin novedad en el frente” (2022), la película retrata con precisión el ritual del cónclave, mostrando cómo estas tradiciones se enfrentan a la modernidad de los medios de comunicación en el siglo XXI. Robert Harris, autor de la novela homónima que inspira el filme, confesó que la idea le llegó en 2013, al observar la elección del Papa Francisco. Al ver a los cardenales, pensó: “¡Oh, Dios mío, estoy viendo el Senado romano!”.
La historia se inicia con la muerte del Papa, lo que provoca la llegada de cardenales de todo el mundo a la austera Casa Santa Marta, donde viven en condiciones sencillas. Una vez inicia el cónclave, se les priva de dispositivos electrónicos y se comprometen a mantener en secreto lo que ocurra. A través de un proceso ceremonial, votan en la Capilla Sixtina, depositando los nombres de los candidatos en una urna, un proceso que puede durar días.
A pesar de que algunos escenarios se recrearon en los estudios Cinecittà de Roma, el filme respeta meticulosamente las tradiciones reales. Las rivalidades políticas son palpables, y Berger observa que las ambiciones de los cardenales son comparables a las que se encuentran en cualquier institución: “Cuando el director se va, todos luchan por el puesto”, explica.
Las disputas internas son evidentes. Bellini, que representa la facción liberal y progresista, se enfrenta a Tedesco, un cardenal conservador que desea revivir la misa en latín. Entre otros personajes, destaca el intrigante canadiense Tremblay y el aspirante a ser el primer Papa africano, Adeyemi. La trama se torna cada vez más tensa con filtraciones y conspiraciones, evocando el estilo de clásicos del cine político.
En una reveladora escena, el cardenal Lawrence le dice a un rival: “Nunca serás Papa”, haciendo eco de las tensiones que, incluso en el aislamiento del cónclave, son alimentadas por el escándalo y el secretismo. A lo largo de la historia, Harris busca retratar las divisiones dentro de la Iglesia, paralelas a las rivalidades en el ámbito político secular.
La película también aborda la lucha entre la tradición y la modernidad, y la vida privada de los cardenales no es tan diferente de la de cualquier otra persona, lo que brinda un matiz fascinante a sus personajes. “Tienen los mismos vicios que nosotros”, señala Berger, enfatizando la humanidad detrás de estas figuras.
A través de la historia, la presencia de Isabella Rossellini como la hermana Agnes añade una capa significativa al relato. Aunque debería permanecer en un segundo plano, Agnes desafía las normas y afirma: “Dios nos ha dado ojos y oídos”. Esto lleva a un desenlace impactante que no debe ser revelado, y que Harris asegura es fundamental para la esencia de la narración.
Así que, si estás buscando un thriller que no solo entretenga, sino que también te haga reflexionar sobre el poder, la ambición y la espiritualidad, “Cónclave” es, sin duda, una opción imperdible.