#Islandia: el país más #Feminista, pero con una deuda pendiente.

En una helada mañana en Reykjavik, un grupo de niñas lanza troncos con una energía que contagia:

“¡Yo. Soy. Fuerte!”, gritan con convicción mientras practican en una de las 17 escuelas infantiles que aplican el método Hjalli. Este enfoque educativo, desarrollado por Margret Pala Olafsdottir, desafía los estereotipos de género desde la infancia.

“A los 2 años, los niños ya tienen ideas preconcebidas de lo que significa ser niño o niña”, explica Olafsdottir. “Eso puede limitarlos para siempre”.

En estas escuelas, los roles tradicionales se rompen: las niñas caminan descalzas en la nieve, mientras los niños practican peinados y se felicitan entre ellos. La idea es enseñarles a ser fuertes y empáticos, sin importar el género.

🌍 Islandia, líder en igualdad de género
Islandia lleva años liderando la lucha por la igualdad. Según el Foro Económico Mundial, es el único país que ha cerrado más del 90% de su brecha de género. Desde 2018, es obligatorio que las empresas demuestren que hombres y mujeres ganan lo mismo por trabajos iguales.

Además, la política de bajas de maternidad es un ejemplo para el mundo: cada padre tiene seis meses pagados al 80% de su salario, con seis semanas adicionales que pueden compartir. “Nunca sentí que tener hijos afectara mi carrera”, comenta Katrin Thorhallsdottir, madre de cinco pequeños.

Sin embargo, detrás de estos avances, hay una realidad que ensombrece estos logros.

💥 Una crisis que no se puede ignorar.


Un grupo de mujeres ha llevado al gobierno islandés ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. ¿La razón? Argumentan que el sistema judicial las abandona cuando denuncian agresiones sexuales.

“Es inaceptable que las acusaciones de mujeres no sean tomadas en serio”, señala Gudrun Jonsdottir, de la ONG Stigamot. Y las cifras son alarmantes: el 80% de las denuncias por violencia sexual no llegan a juicio, muchas veces por fallas en las investigaciones policiales.

Maria, una de las demandantes, relata cómo presentó pruebas y testigos, pero la policía tardó tanto en actuar que su caso prescribió. “Pasé años sin salir de casa por miedo”, confiesa.

Además, decisiones judiciales polémicas han encendido aún más el debate. En 2019, un juez absolvió a un acusado porque consideró “imposible” quitarle los pantalones ajustados a la víctima. “Es la sombra oscura de nuestra sociedad”, afirma Jonsdottir.

🌟 Esperanza en el cambio.


A pesar de estas injusticias, hay señales de transformación. La presidenta Halla Tomasdottir admite: “Mientras haya violencia de género, no estamos haciendo lo suficiente”, pero mantiene su compromiso de cerrar la brecha de género para 2030.

Organizaciones como Hjalli y feministas como Hulda Hrund creen en un futuro mejor. “Mis hijas saben sobre límites y consentimiento desde pequeñas. Eso es el cambio que necesitamos”, dice Hrund.

Con iniciativas educativas revolucionarias y un debate abierto, Islandia sigue marcando el camino, aunque con desafíos que aún esperan resolverse.

Autor Itzel G. Bandala

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