Israel volvió a prender la mecha en Medio Oriente con una serie de ataques aéreos que sacudieron la madrugada del viernes. Esta vez, el objetivo fueron instalaciones nucleares y puntos militares clave en Irán, lo que ha elevado la tensión al máximo.

Desde Tel Aviv, voceros del ejército israelí (FDI) aseguraron que se trató de una acción preventiva, precisa y cuidadosamente coordinada, mientras fuentes cercanas al gobierno adelantaron que seguirán golpeando cualquier punto iraní que represente una amenaza directa.
Los ataques no fueron cosa menor. Decenas de aviones israelíes participaron en la ofensiva, mientras que el Mossad coordinó operaciones encubiertas, infiltrando comandos y armamento de precisión. Según se reveló, incluso establecieron una base secreta de drones desde la cual lanzaron algunos de los golpes más certeros.
Irán no se quedó de brazos cruzados. Respondió lanzando un centenar de drones hacia Israel, aunque la mayoría fueron interceptados. Sin embargo, los daños y el número de víctimas ya son devastadores: al menos 78 personas fallecieron y más de 200 resultaron heridas, según reportes de medios iraníes.

Pero eso no fue todo. En uno de los bombardeos en Teherán, murió el jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami, además de otras figuras de alto nivel como Fereydoon Abbasi, exdirector de la Organización de Energía Atómica, y Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. También se confirmó el fallecimiento del general Amir Ali Hajizadeh, comandante de la fuerza aérea del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica.
Teherán no vivía algo así desde la guerra con Irak en los años 80, y el propio ayatolá Alí Jamenei calificó el ataque como una muestra de la “naturaleza vil” de Israel, advirtiendo que “se han labrado su propio destino amargo”.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, apareció en televisión para declarar el inicio de la llamada Operación León Naciente, asegurando que se trata de una ofensiva que continuará el tiempo que sea necesario para frenar el avance nuclear iraní.

Netanyahu explicó que Irán está cada vez más cerca de construir un arma nuclear, y eso representa un riesgo directo para Israel y el resto del mundo. También aprovechó para agradecer a Donald Trump por “enfrentar el programa de armas nucleares de Irán”.
Mientras tanto, las sirenas despertaron a la población israelí a las 3:00 de la madrugada, con instrucciones de mantenerse cerca de refugios ante el riesgo de una posible respuesta iraní.
Desde Estados Unidos, el secretario de Estado, Marco Rubio, aclaró que Washington no participó en los ataques, aunque Trump comentó en su red Truth Social que estaba enterado de todo desde antes y que, si Irán no se sienta a negociar, “lo que queda del Imperio iraní podría desaparecer”.
En medio del caos, también surgieron acusaciones cruzadas. Irán señala que EE.UU. colaboró con Israel, mientras que desde la Casa Blanca lo niegan rotundamente. Además, las negociaciones entre ambos países sobre el programa nuclear están al borde de romperse, justo antes de entrar a una nueva ronda.
El experto en seguridad Javed Ali advierte que si Irán decide golpear una base estadounidense, la reacción de Washington podría ser brutal. Aunque por ahora, Irán parece no querer involucrar directamente a EE.UU., la situación es demasiado volátil.

🧨 ¿Y qué dice la comunidad internacional? La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) acaba de declarar que Irán ha incumplido por primera vez en 20 años sus compromisos nucleares, tras detectar material no declarado y grandes volúmenes de uranio enriquecido.
De hecho, los inspectores de la OIEA aseguran que Irán ha alcanzado un nivel de enriquecimiento del 60%, casi en nivel armamentístico, suficiente para construir hasta nueve bombas nucleares.
Ante este panorama, el analista Frank Gardner de la BBC remató con una advertencia: “Israel apostó fuerte, pero esto podría acelerar aún más la carrera de Irán por el arma nuclear”.
Así que, amiks, la región está en un punto crítico, y todo parece indicar que lo peor aún está por venir.