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En una escalada de tensión en la región, Hezbollah lanzó varios ataques nocturnos contra Israel, respondiendo al asesinato de un alto comandante militar del grupo el mes pasado. Israel, por su parte, realizó lo que describió como “ataques preventivos” contra posiciones de Hezbollah antes de estos ataques, afirmando que lograron destruir lanzacohetes enemigos.
El grupo islamista, respaldado por Irán, consideró estas acciones como la “primera fase” de su respuesta a las acciones israelíes. Al mismo tiempo, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó con contundencia que “esto no es el final”, dejando claro que las tensiones pueden continuar. A pesar de la gravedad de la situación, ambas partes parecen haber evitado una escalada hacia un conflicto más amplio.
Este intercambio se destaca como uno de los más significativos en meses de enfrentamientos. Hezbollah, conocido por su considerable capacidad militar, ha justificado sus ataques como un acto de solidaridad con Hamas y el pueblo palestino en Gaza.
Por otro lado, en un intento por calmar las tensiones, se retomaron las conversaciones para un alto el fuego y la liberación de rehenes en Gaza. Estas negociaciones se están llevando a cabo en El Cairo, con la participación de delegaciones tanto de Hamas como de Israel, buscando una posible solución pacífica al conflicto.
