Este miércoles, el Parlamento italiano dio un golpe contundente al aprobar la prohibición de la gestación subrogada fuera del país, un movimiento impulsado por el partido de la primera ministra Giorgia Meloni. Los críticos del proyecto advierten que esta medida tiene un enfoque claro contra las parejas del mismo sexo.
Desde que Meloni asumió el poder en 2022, ha seguido una línea social conservadora, promoviendo lo que considera valores familiares tradicionales, lo que ha complicado el camino para que las parejas LGBTQ puedan convertirse en padres legales. Esta nueva legislación se suma a una serie de medidas que han ido restringiendo sus derechos.
La Cámara Alta del Senado aprobó el proyecto de ley con 84 votos a favor y 58 en contra, tras haber sido respaldado previamente por la Cámara Baja el año pasado. Esta legislación no solo extiende la prohibición de la maternidad subrogada, ya existente en Italia desde 2004, sino que también afecta a quienes busquen servicios en países donde es legal, como Estados Unidos y Canadá, con penas de cárcel de hasta dos años y multas de hasta un millón de euros (alrededor de 1,1 millones de dólares).
Durante el debate parlamentario, la senadora Lavinia Mennuni, del partido Hermanos de Italia, expresó: “La maternidad es absolutamente única, no se puede subrogar en absoluto, y es la base de nuestra civilización. Queremos desarraigar el fenómeno del turismo de vientres de alquiler.” Esta afirmación resuena con la postura de la Iglesia católica, que ha catalogado la gestación subrogada como una práctica “inhumana”, similar a lo que Meloni afirmó a principios de año.
En respuesta a esta decisión, manifestantes se congregaron cerca del Senado el martes, expresando su descontento. Argumentaron que el gobierno está atacando a la comunidad LGBTQ y dificultando los sueños de quienes desean ser padres, en un país que enfrenta una alarmante caída en su tasa de natalidad. “Si alguien tiene un hijo, debería recibir una medalla. Aquí, en cambio, te mandan a la cárcel… si no tienes hijos de la forma tradicional”, comentó Franco Grillini, un destacado activista por los derechos LGBTQ en Italia.
Alessia Crocini, presidenta de Familias Arco Iris, reveló que el 90% de los italianos que recurren a la gestación subrogada son parejas heterosexuales, aunque la mayoría lo hace en secreto. Esto significa que la nueva prohibición afectará de forma desproporcionada a las parejas homosexuales, quienes no pueden ocultar su situación.
La reciente prohibición de la maternidad subrogada se produce en un contexto preocupante de descenso de la natalidad. En marzo, el Instituto Nacional de Estadística (ISTAT) reportó que los nacimientos habían caído a un mínimo histórico en 2023, marcando el quinceavo descenso anual consecutivo. Grillini, refiriéndose a la normativa, comentó: “Es una ley monstruosa. Ningún país del mundo tiene una cosa así”, cuestionando la lógica detrás de impedir que los italianos accedan a prácticas que son legales en otros lugares.