“Soy ese niño que nunca dejó de soñar, nunca. Siempre creí que podía hacer arte, que tenía la chispa de la magia para poder hacer arte y vivir de esto”.
Julián Moreno, un artista circense colombiano, ha llevado su talento a los escenarios más prestigiosos del mundo, incluyendo el icónico Cirque du Soleil en Canadá, el Circo Nacional Knie en Suiza y los espectáculos impresionantes de Franco Dragone en Dubái. Con más de 25 años de experiencia en el medio, ha dominado habilidades como el malabarismo, la acrobacia y, su especialidad, el “portor”, el acróbata que sostiene a sus compañeros durante sus acrobacias.
Un Comienzo Difícil.
Sin embargo, el camino de Julián no fue sencillo. Después de abandonar la escuela y su hogar a los 12 años, vivió en la indigencia en varias ciudades de Colombia. “Hice la calle como músico, como gamín, como artesano”, recuerda Julián. Gracias a su perseverancia y a la ayuda de otros en la calle, logró superar esos tiempos difíciles y encontrar su camino hacia el circo.
De las Calles al Escenario.
Nacido en San Juan de Pasto, en una familia humilde, Julián fue inspirado por su padre, quien lo llevó a espectáculos circenses desde pequeño. Aunque enfrentó muchos desafíos, como el frío y el hambre, se valió de su ingenio y habilidades. “Me di cuenta de que si vendo dos collares, me pago mi comida”, comenta.
Pronto, conoció a otros malabaristas en los semáforos y comenzó a aprender trucos, perfeccionando su arte con elementos que él mismo fabricaba. “Fuimos los primeros malabaristas informales en las calles de Colombia”, dice con orgullo.
Un Cambio de Vida a los 17.
Su vida dio un giro cuando conoció a una joven suiza en Ecuador. Se hicieron pareja y, tras un embarazo inesperado, Julián tuvo que adaptarse a la vida en Suiza, donde se enfrentó a un nuevo mundo cultural y profesional. A pesar de las dificultades, su amor por el circo lo llevó a una academia de circo en Francia, donde superó una audición entre 60 aspirantes.
Entrenamiento y Dedicación.
Los tres años de formación fueron intensos y rigurosos, enseñándole no solo acrobacias, sino también responsabilidad y disciplina. Aunque tuvo que trabajar duro para desarrollar su fuerza, su pasión nunca flaqueó. “Hice la calle como músico, como gamín, como artesano, pero no quiero volver a eso. Quiero dedicarme a hacer circo de verdad”, se propuso.
En la Cima del Éxito.
Julián logró su sueño de actuar en circos internacionales y se ha convertido en una figura respetada en el mundo del circo. Ahora, sueña con fundar una escuela en su ciudad natal para formar a futuros artistas circenses.
La historia de Julián Moreno es un verdadero testimonio de perseverancia y pasión, un recordatorio de que, con determinación, es posible convertir los sueños en realidad, sin importar de dónde se empiece.