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Una mujer que había salido ganadora de una casa amueblada durante un sorteo organizado por el ayuntamiento de Tulancingo, terminó perdiendo el premio por una razón que ha generado bastante polémica: no era madre biológica de su hija adoptiva.
El sorteo se realizó el pasado 18 de mayo en la Unidad Deportiva Javier Rojo Gómez, como parte de las celebraciones por el Día de las Madres, y la afortunada en ese momento fue Anahí Templos Gómez, de 35 años, quien vive en renta en la colonia Vicente Guerrero.
Sin embargo, días después y tras una verificación formal con presencia de una notaria pública, la presidenta municipal Lorena García, de filiación morenista, decidió que Anahí no cumplía con uno de los requisitos principales del concurso: ser mamá biológica.
La alcaldesa fue directa al explicar el porqué: “Las bases eran claras: no tener casa propia, pagar renta, no contar con Infonavit y lo más importante… ser madre”, subrayó. En su argumento, el acta de nacimiento de la menor adoptada no coincidía con los apellidos de Anahí, lo cual derivó en su descalificación.
Aunque la señora Anahí presentó argumentos y pruebas, la decisión ya estaba tomada. “Lamentablemente se le explicó que no se le podía entregar el premio”, comentó la presidenta en el evento de entrega.
La vivienda terminó siendo asignada a Leydi Yeni Ramírez Vázquez, quien fue la segunda en la lista del sorteo y también había cumplido con los requisitos establecidos.
De acuerdo con la oficina de prensa del municipio, 15 mujeres participaron en el concurso, pero solo tres pasaron todos los filtros, entre ellas Anahí y Leydi Yeni.
Pero el tema no quedó ahí… 👀 Luego de conocerse que Anahí Templos trabaja para el DIF de Tulancingo bajo el número de empleada 385, comenzaron a circular críticas en redes sociales. Algunos usuarios señalaron que se le había favorecido por su vínculo laboral, mientras otros cuestionaron que se le despojara del premio simplemente por no ser madre biológica, aunque sí tiene la custodia y crianza de una niña.
La decisión de la alcaldesa ha dividido opiniones y ha encendido el debate sobre qué significa realmente “ser mamá”, especialmente cuando se trata de madres adoptivas.
