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El gobierno de Javier Milei está considerando la intervención de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para implementar sociedades anónimas deportivas (SAD). Esta medida busca abrir el fútbol argentino al capital privado, rompiendo con la tradición de sociedades civiles sin fines de lucro que lo han caracterizado. Sin embargo, Claudio Tapia, presidente de la AFA, no se quedó callado: “Si alguno piensa que con las sociedades anónimas el fútbol argentino se va a salvar, eso es una total mentira”.
El Poder Ejecutivo, mediante el decreto 730/2024, dio un plazo de un año a la AFA para modificar su estatuto y alinearse con el decreto 70/2023, lo que generó un conflicto legal y político. El megadecreto de diciembre de 2023, que permitía la creación de nuevas SAD, ha sido el detonante de esta disputa, que ya ha llegado a la Justicia y abre la posibilidad de una intervención del Estado en la AFA.
Por su parte, un juzgado federal en Mercedes dictó una medida cautelar a favor de la Liga de Salto, suspendiendo ciertos artículos del decreto 70/2023. Según el abogado deportivo Sebastián Gasibe, la resolución de este caso será crucial para determinar la validez del decreto, y cualquier decisión contraria seguramente será apelada hasta llegar a la Corte Suprema.
La posibilidad de intervención preocupa a muchos. Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia, insinuó esta opción: “El Poder Ejecutivo va a hacer respetar la ley y la ley es terminante”. Sin embargo, la FIFA prohíbe interferencias gubernamentales en las federaciones de fútbol, y cualquier intervención podría desencadenar sanciones severas, como la exclusión de la selección argentina de competencias internacionales.
Pablo Toviggino, tesorero de la AFA, advirtió en redes sociales que una intervención sería similar a un régimen dictatorial y podría provocar la desafiliación de la FIFA, lo que sería un golpe devastador para el fútbol argentino. Esta perspectiva resuena con Claudio Tapia, quien destacó el papel unificador de la selección argentina en los últimos años.
En otro frente, el gobierno también ha defendido su postura a través de Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, quien afirmó que las medidas solo buscan dar más libertad a los socios. Pero los críticos, como Gasibe, señalan que los cambios reducen significativamente el número de votos necesarios para aprobar la transformación de los clubes en SAD, concentrando el poder en pocas manos.
La batalla por el futuro del fútbol argentino no muestra signos de resolución. La AFA, firme en su postura, se resiste a modificar sus estatutos según la visión del gobierno. El tiempo corre, y la posibilidad de una intervención estatal sigue siendo una amenaza latente. Las próximas decisiones marcarán un antes y un después en la historia del deporte más popular de Argentina.
