Cuando los migrantes cruzan la frontera mexicana y llegan a la finca de Jim y Sue Chilton, tienen dos opciones. Algunos, vestidos como civiles, se dirigen al oeste buscando a los agentes de la Patrulla Fronteriza para entregarse y pedir asilo. Otros, en uniformes de camuflaje y con mochilas grandes, toman el camino al norte, tratando de escapar de las autoridades.
Para complicar su rastreo, estos migrantes usan sandalias de felpa sobre sus zapatos, evitando las carreteras y decidiendo hacer caminatas extenuantes a través de barrancos rocosos y zonas de arbustos para llegar a su destino.
Los Chilton saben bien lo que está pasando en su rancho. Ellos mismos instalaron cámaras ocultas durante el gobierno de Obama y han sido testigos de cómo los migrantes cruzan, a menudo transportando drogas ilegales como fentanilo o cocaína. Los Chilton aseguran que las autoridades les han contado que muchos de estos contrabandistas logran escapar sin ser capturados. Se les conoce como los “escapados” porque se acercan a la frontera y, literalmente, desaparecen.
Sin embargo, los Chilton y otros habitantes de este desierto cercano a la I-19 creen que las cosas están a punto de cambiar.
Con la segunda presidencia de Trump, rancheros, agentes de la Patrulla Fronteriza y hasta los propios migrantes sienten que estamos ante una “ola de mano dura” que promete hacer las cosas de manera más estricta. Y, según todos los que hemos hablado con ellos, la mayoría está bastante emocionada por lo que viene.
¿La “puerta” abierta de Biden?
Cuando Biden asumió la presidencia, el muro fronterizo ya estaba avanzando en el terreno que los Chilton alquilan al gobierno federal. Ocho kilómetros de muro ya estaban construidos cuando Biden llegó al poder. Pero lo que pasó justo después fue lo que molesta a los Chilton: el trabajo se detuvo por completo, dejando un tramo de 800 metros abiertos. Sue lo llama “la puerta” y no tiene dudas de por dónde entra la gente: “Obviamente, si dejas la puerta abierta, ¿dónde van a entrar? Pues por ahí”.
Este espacio abierto pronto se convirtió en el punto caliente por donde los cárteles de drogas trasladaban a los migrantes. Mientras algunos de ellos pedían asilo, los traficantes aprovechaban el caos para desaparecer sin ser detectados. Jim y Sue han mencionado que en abril de este año, un promedio de 100 a 140 migrantes cruzaban su rancho cada día. Tras las medidas de Biden, la cifra cayó a unas 25 personas al día, pero para ellos, sigue siendo demasiado.
Rancheros y vigilantes se preparan para el cambio.
Jim, un ranchero de quinta generación, no esconde su preocupación por el aumento de criminales peligrosos cruzando su rancho. Muchos de ellos, asegura, llevan armas y son una verdadera amenaza. Aunque los Chilton proporcionan agua y comida a los migrantes que lo necesitan, están hartos de que los traficantes de drogas pasen por su tierra casi sin ser molestados.
“Es realmente necesario asegurar la frontera en la frontera”, dice Jim, quien siempre tiene un rifle cerca. ¡Ni hablar! Si se necesitan militares para lograrlo, según él, entonces ¡que los manden!
Trump y la inmigración legal.
El apoyo de los Chilton a Trump no es de sorprenderse. Durante la Convención Nacional Republicana de este verano, ellos hablaron junto a figuras como Tom Homan y el gobernador Greg Abbott. Aunque quieren que se termine el muro, siguen apoyando la inmigración legal y creen que los inmigrantes son una parte fundamental de la historia de Estados Unidos.
Jim incluso menciona que, si bien actualmente admiten a un millón de inmigrantes al año, ¿por qué no dos millones? Pero, “todos deberían entrar de manera legal”, aclara.
Voluntarios y vigilancia.
Al sur de Arizona, Hugo, un inmigrante uruguayo, también está haciendo su parte para proteger la frontera. Parte de su tiempo lo dedica a colaborar con el grupo de vigilancia Arizona Border Recon. El líder del grupo, Tim Foley, está en constante espera para interceptar a los fugitivos que cruzan la frontera. Con rifles AR-15 en mano, los miembros de este grupo están preparados para detener a los que intentan entrar sin autorización.
La frontera y sus retos.
El sheriff Mark Dannels, quien lleva más de 40 años en las fuerzas del orden, es otro de los que ha estado luchando contra la criminalidad en la frontera. En su condado, los delincuentes siguen cruzando, trayendo consigo armas y vehículos robados. Dannels, quien ha tenido que cambiar las prioridades de su departamento, espera que el gobierno de Trump logre algo más para mejorar la seguridad fronteriza.
Este tema sigue siendo una gran preocupación tanto para los rancheros, los agentes de la Patrulla Fronteriza, como para los propios migrantes. Con la llegada de Trump al poder, muchos esperan ver cómo cambian las políticas migratorias y si realmente logra ponerle un freno a lo que muchos consideran un caos en la frontera. 🌵