La #SúperCárcel en la #Selva que tiene a los francoguayaneses en fuego 🔥 ¿Un regreso al pasado oscuro o la solución contra el narco?

Francia quiere levantar una prisión de máxima seguridad en pleno corazón de la Amazonía de Guayana Francesa, un territorio francés en Sudamérica que guarda un pasado muy oscuro. De hecho, entre 1852 y 1953, esta región fue usada como una especie de “basurero” para los presos más difíciles de todo el imperio francés, en lo que se conocía como un bagne o colonia penal. En esos años, más de 70,000 reclusos fueron enviados a estas tierras para cumplir castigos y trabajar forzadamente.

Ahora, más de siete décadas después de ese capítulo doloroso, París quiere reactivar una prisión similar, pero esta vez con la excusa de combatir a los narcotraficantes y a grupos islamistas radicales que, según el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, “ponen en riesgo la seguridad”. El proyecto anunciado en mayo contempla una cárcel para 500 presos, ubicada en un sitio remoto a siete kilómetros de Saint-Laurent-du-Maroni, una localidad con historia ligada a esas viejas colonias penales, famosa por la Isla del Diablo y su brutalidad.

El costo de esta cárcel rondará los 450 millones de dólares y la idea es que reciba a sus primeros internos para el 2028. La justificación oficial apunta a la lucha contra el narcotráfico, pues en Guayana Francesa y otros territorios franceses de la región operan al menos 49 bandas de narcos muy peligrosas, según las autoridades.

Pero, como era de esperarse, la propuesta ha levantado un huracán de críticas locales. Diputados como Davy Rimane, del partido La France Insoumise, acusan al gobierno francés de no consultar a nadie en el territorio y de tratar a Guayana Francesa como un “vertedero” donde se quiere mandar a los presos que Francia no quiere en la metrópoli.

“Nosotros no somos la basura de Francia”, denuncia Rimane con firmeza. Otros políticos, como Jean-Victor Castor, incluso califican la medida como una provocación y un claro paso atrás hacia un colonialismo que se creía superado.

Los habitantes temen que este plan los arrastre a un pasado que nadie quiere revivir, con cárceles en medio de la selva, condiciones durísimas y un sistema sanitario que ya está al borde por enfermedades como dengue y chikunguña, sin hospitales adecuados para atender emergencias graves dentro del penal.

Además, expertos en derechos humanos, como la criminóloga Marion Vannier, alertan que trasladar presos lejos de sus familias puede violar tratados internacionales, y señalan que este encierro en un lugar tan aislado podría ser considerado como un castigo cruel y degradante.

A pesar de estas críticas, el ministro Darmanin y el ministro del Interior, Bruno Retailleau, defienden el plan, alegando que hay que actuar sin piedad contra quienes reclutan jóvenes para matarse entre ellos y distribuir drogas peligrosas.

Por su parte, el primer ministro francés, François Bayrou, dejó claro que la cárcel debería construirse sólo si hay diálogo y acuerdo con los representantes políticos de Guayana Francesa.

Este anuncio revive las heridas históricas de un territorio que fue utilizado para deshacerse de los “indeseables” y que ahora enfrenta la amenaza de convertirse otra vez en un lugar para los presos más peligrosos y olvidados, lejos de la Francia continental.

¿Será esta la solución definitiva contra el narco o un regreso disfrazado al colonialismo? La gente en Guayana Francesa, sin duda, está más que lista para defender su historia y su dignidad. ✊

Autor Itzel G. Bandala

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