Los vecinos de La Estanzuela, una pequeña comunidad en Mineral del Chico, están alarmados por la extraña contaminación que afecta a la presa local. El agua, antes clara, ahora tiene un color verde y azul, y los animales ya no quieren beberla. Para muchos, esto es señal de que algo no anda bien.
Andrés Pérez Hernández, de 78 años, lo dice claro: “Mis 25 borregos y 9 caballos ya no se acercan a tomar el agua de los riachuelos que bajan de las montañas. Hace años, eso no pasaba”. Según él, el agua ha cambiado mucho en los últimos 20 años; además de los cambios en el color y el olor, los animales ya no la consumen, lo que confirma sus sospechas de que algo está contaminando la presa.
Hace tres años, un grupo de estudiantes de la UNAM descubrió que el agua de La Estanzuela está llena de sustancias tóxicas que podrían afectar el material genético. Metales pesados como aluminio, cobre y zinc se encuentran en niveles que superan los estándares nacionales, y los resultados de un estudio con moscas de la fruta muestran que el agua es capaz de causar mutaciones. “Si afecta a una mosca, también nos puede afectar a nosotros”, comentó Ana Castañeda, una de las investigadoras.
Al visitar la comunidad, el olor a descomposición es evidente y el agua es turbia. Se pueden ver llantas de coches sumergidas, y el color verde de la presa contrasta con tonos azules extraños que llaman la atención. Isaías Pérez Morales, de 80 años, comenta: “Antes el agua era limpia, ahora está contaminada y con colores raros. Aquí hay varios talleres textiles que lavan mezclilla, y todo eso acaba en la presa”.
Vecinos aseguran que los talleres de ropa están desprendiendo químicos al río, y que esto ha empeorado la situación. Aunque la Secretaría del Medio Ambiente no ha recibido denuncias formales, los residentes están convencidos de que los talleres textiles están detrás de esta contaminación.
Los permisos de funcionamiento de estos talleres se remontan al menos a 2016, según el portal de transparencia del Ayuntamiento de Mineral del Chico, aunque los vecinos señalan las grandes construcciones en la zona, que no tienen logos ni están bien identificadas.
Además de los metales pesados, la bióloga Alejandra García apunta que la contaminación puede ser también causada por algas y cianobacterias que tiñen el agua de verde, lo que añade otra capa de preocupación.
A pesar de los estudios y las denuncias, las autoridades aún no han tomado acciones decisivas para limpiar la presa. Mientras tanto, los vecinos siguen luchando con la falta de agua potable. 10 comunidades del norte de Pachuca enfrentaron serios problemas de suministro este año debido a la sequía extrema, lo que hace que los problemas de contaminación en La Estanzuela sean aún más graves.
Desde su casa con vista a la presa, Andrés Pérez espera que finalmente alguien haga algo por su comunidad: “Hace años que los talleres contaminan, y ya no hay peces en la presa. Es hora de que las autoridades actúen”.