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Kshamenk, la última orca cautiva en toda América Latina, lleva más de tres décadas en el acuario Mundo Marino, en San Clemente del Tuyú, Argentina. Desde 1992, Kshamenk ha sido el único representante de su especie en este oceanario, especialmente después de la muerte de su compañera en el año 2000.
En los últimos tiempos, Kshamenk ha ganado una gran cantidad de seguidores gracias a una campaña organizada por el grupo activista canadiense UrgentSeas. Los activistas han lanzado una serie de clips en redes sociales mostrando a la orca aparentemente inmóvil en su tanque, lo que ha generado un aluvión de apoyo en línea.
Uno de los videos más recientes muestra una vista aérea de Mundo Marino en agosto y ha acumulado más de 184,000 comentarios en TikTok bajo el hashtag #FreeKshamenk.
Mundo Marino, sin embargo, desmiente las afirmaciones de UrgentSeas. Afirma que las imágenes han sido “manipuladas maliciosamente” para sugerir que Kshamenk está en mal estado de salud, sin evidencia veterinaria objetiva para respaldar tales afirmaciones.
UrgentSeas, por otro lado, sostiene que sus videos representan una visión real del cautiverio de Kshamenk, libre de adornos y espectáculos. El grupo defiende que animales con una vida social compleja, como las orcas, no deberían estar en cautiverio, argumentando que el aislamiento prolongado es una forma grave de tortura.
A nivel mundial, el Proyecto Internacional de Mamíferos Marinos reporta que en enero de 2024 quedaban solo 54 orcas en cautiverio, de las 166 capturadas desde 1961. La controversia en torno a Kshamenk no es nueva; su captura en 1992 ha sido cuestionada por activistas que alegan que fue capturado deliberadamente para espectáculos.
María Rosa Golía, de la ONG Marine Animal Rights, sostiene que se buscaba una orca macho para reproducir y crear más espectáculos, y no para salvar a un animal varado, como argumenta Mundo Marino.
En octubre pasado, varios grupos, incluyendo Marine Animal Rights, presentaron una orden judicial para detener los espectáculos de orcas y solicitaron que Kshamenk sea liberado. Mundo Marino afirma que la orca recibió asesoramiento de expertos que indicaron que su reintroducción a la naturaleza sería peligrosa.
Sin embargo, algunos activistas se muestran escépticos sobre la afirmación de Mundo Marino, argumentando que treinta años es demasiado tiempo para que un animal del tamaño de Kshamenk, que mide 5,7 metros y pesa 4 toneladas, permanezca en cautiverio.
“Kshamenk ha estado en ese tanque entreteniendo a la gente desde su captura,” comenta el abogado de derechos animales Mauricio Trigo. La activista Dalila Lewis añade que, desde el año 2000, Kshamenk no ha visto a otra orca.
A pesar de su largo tiempo en cautiverio, Kshamenk podría vivir muchos más años si se le da el entorno adecuado, ya que las orcas pueden llegar a vivir hasta 90 años, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
UrgentSeas concluye que es momento de devolverle dignidad a la vida de Kshamenk. “No tiene que morir solo en un tanque de hormigón. El pueblo argentino quiere algo mejor para él.”
