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En Tizayuca, Hidalgo, una burrita llamada Lichis logró escapar de una vida de maltrato gracias al corazón enorme de dos ciudadanos que no se quedaron de brazos cruzados. Verónica y Adrián decidieron comprarla para evitar que siguiera siendo explotada y la entregaron a una fundación que se dedica a proteger al burro mexicano, una especie que tristemente está en riesgo de desaparecer.
Lichis era usada todos los días para jalar un remolque metálico cargado de basura, sin pausas, sin descanso y en condiciones pésimas. Su cuerpo ya mostraba señales de agotamiento y abuso físico por las largas horas de trabajo a las que era sometida.
Con este acto de rescate, ya son 96 los burros salvados por esta organización, que se ha comprometido con el bienestar de estos animales tan representativos del campo mexicano. Ahora, Lichis recibirá atención médica, buena alimentación y sobre todo, algo que nunca había tenido: una vida digna y sin maltrato.
Los responsables del proyecto no dudaron en agradecer el apoyo de donadores, voluntarios y defensores de animales, quienes han sido pieza clave para cambiar la historia de casi un centenar de estos nobles animales.
Además, activistas han levantado la voz para exigir que en Hidalgo se impulsen políticas públicas más firmes contra el maltrato animal, ya que la falta de empatía sigue permitiendo que se use a los burros como bestias de carga, a pesar de que existen alternativas para esas labores.
Desde zonas rurales hasta zonas urbanas, el problema es el mismo: el burro sigue siendo visto como una herramienta de trabajo más que como un ser vivo que merece respeto y cuidados. Por eso, este tipo de rescates no solo salvan vidas, sino que también siembran conciencia. 🌱
