Una huelga general se desató en Cisjordania reocupada, Jordania y Líbano, con el objetivo de exigir un inmediato alto el fuego en la asediada franja de Gaza. La convocatoria, liderada por las Fuerzas Nacionales e Islámicas, una coalición que reúne a las principales facciones palestinas, logró un fuerte seguimiento, especialmente en Cisjordania, incluida Jerusalén Este, donde numerosos establecimientos, escuelas y oficinas gubernamentales cerraron en solidaridad.
La plaza Al Manara, conocida por ser un epicentro de manifestaciones contra la guerra, experimentó una asistencia masiva en esta ocasión. Zein Basravi, corresponsal de la cadena Al Jazeera, informó que la participación fue una de las más altas registradas en Ramalá. La huelga, respaldada por el gobierno libanés, incluido el primer ministro Nayib Mikati, también recibió apoyo en las ciudades jordanas, especialmente en Amán, donde una gran parte de la población tiene origen palestino.
El movimiento internacional de solidaridad con Gaza se expande, y la huelga es parte de una movilización más amplia que repudia el genocidio en curso en Gaza, así como la limpieza étnica y la colonización en Cisjordania. La convocatoria expresó la esperanza de que el mundo entero se uniera a la huelga en medio de una creciente movilización internacional con la participación de figuras influyentes. Además de la respuesta en la región, hubo muestras de apoyo en lugares como Turquía, donde se cerraron comercios en Estambul, así como en Estados Unidos y Canadá.