En una dramática reversión, los hermanos de Ovidio Guzmán han tomado medidas extremas contra el fentanilo. Testigos reportan que al menos diez dealers han sido brutalmente asesinados, marcados con pastillas escarlatas esparcidas junto a sus cuerpos. Esta sangrienta campaña comenzó después de la detención de Ovidio y la prohibición tajante de negociar con el opioide.
Vendedores de droga en Culiacán y Mazatlán recibieron instrucciones de distintos proveedores para suspender el uso del fentanilo como potenciador de drogas como cocaína y marihuana. Los mensajes fueron claros: la desobediencia se castiga con la muerte.
Esta sangrienta cacería se ha cobrado la vida de traficantes vinculados a Iván Archivaldo, Jesús Alfredo y Joaquín Guzmán. Pastillas de fentanilo junto a los cuerpos y billetes que recuerdan a los dealers que su vida no tiene precio son la marca registrada de esta brutal campaña.
La ofensiva pública se hizo evidente cuando Los Chapitos prohibieron la venta y producción de fentanilo en Sinaloa. Atribuyen esta medida a una campaña de desinformación mediática y la falta de acción del gobierno para perseguir a los verdaderos responsables de la epidemia.
El cambio de política coincide con la extradición de Ovidio Guzmán y la circulación de videos de un gran operativo militar en Badiraguato, donde se rumorea que Los Chapitos buscan protegerse de la extradición. La presión del gobierno estadounidense para arrestar a Los Chapitos también ha llevado a una intensificación en la supervisión de puntos de venta de drogas en busca de fentanilo.
El fentanilo, que ha llevado a Los Chapitos a la mira de Estados Unidos, ahora se ha convertido en su enemigo número uno, y están dispuestos a matar para erradicarlo.