Un diario rojo con anotaciones íntimas de Luigi Mangione, el chico de 27 años acusado de matar al CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, ha salido a la luz y da una idea brutal del estado mental del joven meses antes del tiroteo ocurrido en Manhattan el año pasado.

Mangione fue detenido el 9 de diciembre en un McDonald’s de Altoona, Pensilvania, donde la policía encontró ese cuaderno rojo que se volvió clave para entender sus motivaciones. En esas páginas, el joven se desahoga sobre su odio hacia la industria de seguros médicos y detalla sus planes para un ataque. Además, revela que buscaba que su acción tuviera un impacto público fuerte, ganando apoyo para su causa contra lo que él ve como la codicia corporativa.
Cuatro meses antes del homicidio, en agosto de 2024, Mangione escribió: “Por fin me siento seguro de lo que haré. No tengo dudas sobre si está bien o no, y aprendí mucho sobre UnitedHealthcare mientras esperaba”. En otra entrada de octubre, explica por qué eligió atacar a la industria sanitaria sin afectar a gente “inocente”: quería que el mensaje llegara claro, sin perderse entre la gente común.
Durante ese verano, Mangione desapareció de redes sociales, algo que preocupó a sus amigos, quienes incluso intentaron contactarlo con mensajes como “No sé si estás bien, tu familia te busca”. Pero el joven se mantuvo oculto hasta que presuntamente disparó a Thompson en una calle llena de gente, cuando el CEO iba a una conferencia de inversores de su empresa.
Según un informe policial de Nueva York, Mangione estaba movido por la rabia hacia el sistema de salud privado y la “codicia” de los grandes ejecutivos. La Fiscalía lo acusa de homicidio premeditado con fines terroristas, usando al CEO como símbolo de toda una industria que él quería tumbar.
El cuaderno encontrado también muestra que Mangione criticaba métodos violentos indiscriminados, como bombardeos, y mencionaba a terroristas como el Unabomber para justificar que su ataque sería “selectivo, preciso y sin poner en peligro a inocentes”. Su objetivo era visibilizar la “avaricia” de las grandes corporaciones de seguros médicos y provocar miedo entre empleados e inversores.

En ese contexto, tres casquillos encontrados en la escena tenían grabadas palabras como “retrasar”, “negar” y “deponer”, que aluden a críticas históricas contra la industria de seguros.
El asesinato de Thompson, un hombre casado y padre de dos hijos, sacudió a los altos mandos de la salud privada en Estados Unidos y generó un ambiente de miedo. Después del tiroteo, hubo una ola de amenazas a trabajadores y ejecutivos de UnitedHealthcare, muchos de los cuales reportaron sentirse inseguros, incluso algunos médicos renunciaron por temor a represalias.
La empresa tuvo que tomar medidas extremas: pidió a sus empleados no usar ropa con su logo, retiró fotos de sus ejecutivos de su sitio web y reforzó la seguridad en sus oficinas, incluyendo la protección personal para al menos 40 altos cargos.
A pesar de la gravedad del caso, Mangione se declaró inocente de todos los cargos federales y estatales, y la defensa intentó que el caso en Nueva York fuera suspendido o desestimado. Pero la Fiscalía, con el apoyo de un fondo legal que ya recaudó más de un millón de dólares, insiste en que sus acciones fueron terroristas y buscan la pena de muerte para el acusado.
En redes sociales, Mangione se volvió una figura polémica: algunos lo ven como un símbolo de frustración ante un sistema de salud roto, caro y excluyente; otros lo califican como un criminal peligroso.
Al final, este caso refleja el choque entre un joven con ideas extremas y un sistema de salud privado que muchos estadounidenses critican por sus altos costos y negativas de cobertura. La pregunta que queda es: ¿qué tan lejos puede llegar la desesperación cuando la justicia y la salud se mezclan? 🤔