En los primeros siete meses del año, el ejército mexicano llevó a cabo redadas en 527 laboratorios, pero solo el 5%, es decir, 24 de ellos, estaban operativos.
A pesar de la presión de Estados Unidos para frenar el tráfico de fentanilo, parece que el ejército mexicano solo asegura unos pocos laboratorios activos al mes. Según datos de la Secretaría de Defensa obtenidos por Reuters, el 95% de las incautaciones de este año se realizaron en instalaciones inactivas.
En marzo, Reuters informó que México había aumentado significativamente el número de redadas en laboratorios desde la asunción del presidente Andrés Manuel López Obrador en 2018, incluyendo cientos de laboratorios inactivos en sus cifras. En ese momento, no se pudo determinar qué proporción de los laboratorios allanados estaba en funcionamiento.
Nuevos datos de agosto, proporcionados por la Secretaría de Defensa de México (SEDENA) después de una solicitud de información, indican que, de los 527 laboratorios allanados en los primeros siete meses, solo el 5% estaba “activo”.
Estos patrones se repiten desde el inicio de la administración de López Obrador, con laboratorios inactivos representando el 89% de las 1,658 redadas realizadas hasta agosto de este año. Sin especificar el tiempo que llevaban inactivos, estos datos arrojan luz sobre la estrategia del gobierno mexicano.
La lucha contra el flujo ilícito de fentanilo desde México se ha vuelto crucial para el presidente estadounidense Joe Biden, quien ha instado a México a intensificar la búsqueda de laboratorios clandestinos en su territorio.
Guillermo Valdés, exjefe del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, criticó la estrategia de no intervención de López Obrador y señaló que la inclusión de laboratorios inactivos infla la efectividad de las acciones del gobierno.
Después de reunirse con el presidente Biden en noviembre, López Obrador afirmó que México está comprometido “sinceramente a seguir ayudando en todo para evitar el tráfico de drogas, más que nada la entrada del fentanilo y otros químicos”.
El conjunto de datos de agosto no incluye laboratorios de fentanilo, contradiciendo informes anteriores que sugerían su existencia. La SEDENA no respondió a preguntas sobre este desajuste.
Funcionarios de la SEDENA mencionaron que los laboratorios clasificados como “inactivos” podrían haber sido reutilizados por organizaciones criminales entre rondas de producción de drogas.
La DEA remitió preguntas sobre los datos al Departamento de Estado, que destacó la cooperación en seguridad con México y reconoció los desafíos que enfrenta en la incautación de laboratorios.
La Casa Blanca agradeció el compromiso de López Obrador para abordar el tráfico de fentanilo, aunque se señaló que México no informa a Estados Unidos sobre la proporción de redadas en laboratorios activos versus inactivos.
Vanda Felbab-Brown de la Brookings Institution criticó la manipulación de datos para complacer a Estados Unidos, opinión compartida por el senador Chuck Grassley, quien afirmó que México está “librando una guerra imaginaria contra las drogas diseñada para ganar puntos políticos en lugar de salvar vidas”.
Los informes de la SEDENA sobre redadas han sido inconsistentes, con cambios frecuentes en el número total de laboratorios allanados. Los datos de agosto coinciden con documentos internos sobre laboratorios inactivos.
Descubrimientos de laboratorios inactivos a veces están vinculados a la colusión entre cárteles y figuras militares, según traficantes y ex traficantes, quienes afirmaron que las redadas a menudo son un “puro show”. El cambio en la clasificación de los laboratorios allanados en diciembre suscitó dudas sobre la transparencia del gobierno mexicano.