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La reciente captura de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes históricos del Cartel de Sinaloa, ha generado una atmósfera de tensión en México, con temores de un posible aumento de la violencia. Zambada fue detenido en El Paso, Texas, junto a Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, en una operación conjunta entre las autoridades mexicanas y estadounidenses.
La detención de Zambada representa un duro golpe para el Cartel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas y longevas de México. Este evento ha llevado a especulaciones sobre una posible fragmentación del cartel, ya que se sabe que operan varias facciones dentro de la organización, cada una con sus propios intereses y métodos de operación.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho un llamado a la calma, instando a los miembros del Cartel de Sinaloa a evitar un estallido de violencia que perjudique aún más a la población civil. Sin embargo, los expertos en seguridad temen que la captura de Zambada pueda desencadenar una lucha interna por el control del cartel, lo que podría resultar en un incremento significativo de los actos violentos en las regiones controladas por esta organización.
Además de las posibles repercusiones internas, la captura de Zambada también pone en evidencia la cooperación entre las agencias de seguridad de México y Estados Unidos, especialmente en la lucha contra el tráfico de fentanilo. Este opioide sintético ha sido un factor clave en la crisis de salud pública en Estados Unidos, y el Cartel de Sinaloa ha jugado un papel central en su producción y distribución.
La Fiscalía General de la República (FGR) de México ha iniciado una investigación para esclarecer los detalles del vuelo que transportó a Zambada y Guzmán López a Estados Unidos. Las autoridades buscan determinar el origen y las circunstancias del vuelo, lo que ha añadido un elemento de misterio a la ya compleja situación.
Mientras tanto, el gobierno estadounidense ha celebrado la detención de los líderes del cartel como un paso significativo en su lucha contra el narcotráfico, aunque sin hacer mayores alusiones al papel de México en la operación.
La incertidumbre sobre el futuro del Cartel de Sinaloa y la posibilidad de un incremento de la violencia plantean un desafío significativo para el gobierno de López Obrador, que ya enfrenta múltiples crisis internas y presiones internacionales.
