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Más de 50 mujeres trans han sido víctimas de transfeminicidio en México durante este año, una cifra alarmante comparada con años anteriores. ¿Cómo interpretar estos números urgentes para detener la violencia? ¿Qué nos dice el contexto sobre las desigualdades que viven las mujeres trans?
CDMX, México. En 2024, ya se han registrado al menos 50 casos de transfeminicidio en México, según datos de la Asamblea Nacional Trans No Binarie y el colectivo Transcontingenta. Este año está mostrando un incremento significativo en comparación con registros pasados. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ya ha expresado su preocupación ante estos datos preocupantes.
Para entender la gravedad de la situación, es importante saber que en 2023 la organización Letra S documentó 43 transfeminicidios, que representaron el 65% de todas las muertes violentas contra personas LGBT en México. En menos de nueve meses de 2024, ya se han documentado 50 casos, lo que sugiere que este año podría ser uno de los más violentos para las mujeres trans en México.
Violencias entrelazadas.
Desde 2007, el Centro de Apoyo a las Identidades Trans (CAIT) ha mantenido su propia base de datos. Su directora, Rocío Suárez, afirma: “No basta con contar una, dos, tres o incluso quince muertes. Aunque es fundamental hacerlo, corremos el riesgo de convertir la tragedia en un espectáculo. Es crucial nombrar estas muertes en el contexto de otros fenómenos sociales y de violencia que enfrentan las mujeres trans”.
Suárez añade que la recopilación de datos revela información esencial, como la edad de las víctimas, la desaparición, el contexto de movilidad, la influencia del crimen organizado y el aumento del uso de armas de fuego, entre otros indicadores de violencia.
La mayoría de las víctimas ejercían trabajo sexual y vivían en condiciones vulnerables. Sin embargo, también había mujeres trans que estaban involucradas en la política, como Samantha Fonseca y Miriam Ríos, quienes fueron asesinadas en el contexto electoral de este año.
El uso de armas de fuego en los transfeminicidios.
De los 50 transfeminicidios registrados, en 27 se usaron armas de fuego. Jey Fernádez, activista de Baja California, destaca que el uso de armas de fuego ha sido prominente, aunque no excluye otras formas de violencia como tortura y violencia sexual. “La violencia contra las mujeres trans es más brutal comparada con la violencia feminicida hacia mujeres cisgénero, debido al ensañamiento y el uso desmedido de armas”, señala Fernádez.
Rocío Suárez relaciona el aumento en el uso de armas de fuego con la política de armamento del país y la violencia generalizada vinculada con la “guerra contra las drogas” desde 2007. Esto coincide con el informe de Intersecta y otras organizaciones sobre violencia de género con armas de fuego en México (2021), que indica que la mitad de las mujeres trans fueron asesinadas con armas de fuego.
Víctimas en situación de vulnerabilidad y desplazamiento.
La mayoría de las víctimas de transfeminicidio ejercían trabajo sexual. De los 50 casos, 11 ocurrieron en la Ciudad de México, donde muchas de las víctimas llegaron desde otras regiones y vivían en situación de vulnerabilidad. Rocío Suárez subraya que los casos en grandes ciudades y zonas fronterizas, como Guadalajara y Ciudad Juárez, suelen involucrar a mujeres de otros estados que experimentaron desplazamiento forzado.
CIDH condena la violencia transfeminicida y la impunidad.
La CIDH ha expresado su alarma por el aumento de muertes violentas de mujeres trans. El 29 de agosto, la CIDH condenó la violencia contra esta población en México y la impunidad que prevalece. Exigen que las autoridades mexicanas apliquen el Protocolo Nacional de Actuación LGBTI+ para garantizar acceso a la justicia y advierten sobre la necesidad de reforzar los esfuerzos para prevenir y sancionar actos de violencia contra personas trans.
De los casos documentados este año, la mayoría de los perpetradores siguen sin ser identificados. En Ciudad de México, de los once casos, solo tres están siendo investigados bajo el protocolo de feminicidio, a pesar de ser la única fiscalía con una subunidad dedicada a transfeminicidios.
Rocío Suárez señala que la tipificación del transfeminicidio no está funcionando como un modelo de prevención y que la creación de este tipo penal responde en parte a la lógica de grandes financiamientos internacionales para proyectos de incidencia política, en lugar de fortalecer el tejido comunitario.
