El primero de septiembre se registraron movilizaciones en diversas ciudades de México en apoyo a la propuesta de reducir la jornada laboral a 40 horas semanales. Organizaciones de trabajadores y sindicatos se unieron en manifestaciones que resaltaron la importancia de mejorar las condiciones laborales, argumentando que una jornada más corta contribuiría al bienestar de los empleados y aumentaría la productividad.
Los manifestantes, reunidos en lugares emblemáticos como el Zócalo de la Ciudad de México y el Ángel de la Independencia, subrayaron que esta reforma es crucial para adaptarse a las prácticas laborales modernas y alinearse con estándares internacionales. Señalaron que México, con una de las jornadas laborales más extensas de la OCDE, debe avanzar hacia un esquema más equilibrado.
Líderes sindicales enfatizaron que la reducción de la jornada no solo beneficiaría a los empleados, sino que también fomentaría un mejor balance entre la vida personal y profesional. Asimismo, destacaron que esta medida podría estimular el empleo al generar más oportunidades laborales.
La propuesta, que cuenta con el respaldo de Morena, enfrenta oposición de ciertos sectores empresariales que temen un incremento en los costos operativos. Sin embargo, los promotores de la reforma argumentan que los beneficios superan los posibles desafíos económicos y que es un paso necesario para una mayor justicia laboral.
El debate sobre la reducción de la jornada laboral continúa siendo un tema central en la agenda política y laboral de México, reflejando un cambio en las prioridades hacia una mejor calidad de vida para los trabajadores del país.