Durante 2023, México registró un total de 1 millón 820,888 nacimientos, lo que representa una disminución del 3.7% en comparación con el año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esta caída se suma a la tendencia decreciente en la natalidad que el país ha experimentado en la última década, con una tasa de natalidad de 52.2 nacimientos por cada 1,000 mujeres en edad fértil.
Desde 2014, cuando la tasa era de 74.2 nacimientos por cada 1,000 mujeres, la cifra ha ido disminuyendo de manera constante, salvo por un leve repunte en 2021, atribuido a la recuperación pospandemia. Sin embargo, la caída ha sido continua en la mayoría de los años, recortando 22 puntos en total en la última década.
El descenso en los nacimientos refleja no solo cambios demográficos, sino también factores sociales y económicos que influyen en las decisiones reproductivas de la población. Entre los elementos que podrían estar afectando estas cifras se encuentran el costo de vida, las oportunidades laborales y la percepción sobre el futuro económico del país, que influye en las familias al considerar el tamaño de su descendencia.
Este fenómeno no solo tiene implicaciones en el corto plazo, sino que también podría afectar a largo plazo aspectos como la fuerza laboral y el crecimiento económico. La reducción en los nacimientos podría derivar en un envejecimiento acelerado de la población, lo que pondría presión sobre los sistemas de salud y pensiones en las próximas décadas.
El reto para México será analizar estas tendencias y tomar medidas para apoyar a las familias que deseen tener hijos, al tiempo que se busca crear un entorno económico y social más favorable para las futuras generaciones.