«No podía pelear para evitar que me comiera, porque ya me había comido»: La increíble historia del #Joven tragado por una #ballena. 🐋

Lo que le ocurrió a Adrián Simancas suena a guion de película, pero fue 100% real. Este joven venezolano de 23 años navegaba en kayak junto a su padre por el estrecho de Magallanes, en Chile, cuando sintió un golpe en la espalda que lo lanzó por el aire. Lo siguiente que supo fue que estaba dentro de una ballena.

¡Sí, dentro de una ballena!

“Sentí una textura babosa que me rozó la cara. En ese momento cerré los ojos, esperando un impacto, pero en lugar de eso, sentí que algo me envolvía y me sumergía”, relató Adrián desde Punta Arenas.

Su padre, Dell Simancas, de 49 años, iba grabando el recorrido con una cámara en la popa de la canoa cuando, de repente, escuchó una fuerte ola rompiendo tras él. Cuando se volteó, su hijo ya no estaba.

“Me preocupé por un segundo, hasta que lo vi saliendo del agua hacia arriba. Y luego, vi un enorme cuerpo… Ahí entendí que se trataba de una ballena”, recordó Dell.

Fue en ese momento cuando lograron reaccionar, alejaron al animal y empezaron el regreso.

“Me di cuenta de que no me había comido, que no era un depredador”, dijo Adrián, quien cree que la ballena simplemente estaba jugando o explorando por curiosidad.

Los Simancas llegaron a Chile hace más de siete años desde el estado Amazonas, en Venezuela, buscando una mejor calidad de vida. Pero jamás imaginaron que vivirían una experiencia como esta.

“Fue un encuentro con la fauna en el fin del mundo”, comentó Adrián, aún impactado por lo que le ocurrió.

¡Como salido de un cuento!

Adrián contó que llevaban unas dos horas remando cuando todo ocurrió. “El clima estaba a nuestro favor, todo bajo control… Hasta que sentí ese golpe, algo se cerró sobre mí y me hundió”.

En fracciones de segundo, vio un tono azul oscuro y blanco, sintió una textura resbaladiza y cerró los ojos. “Pensé que tal vez me había tragado una orca o algún monstruo marino. Pero luego noté que me estaba elevando y, de repente, me escupió de vuelta al mar”.

Por un momento, pensó que no lo contaría. “Sentí miedo de no aguantar la respiración porque no sabía qué tan profundo estaba. Subí durante dos segundos y, cuando llegué a la superficie, fue como recibir una segunda oportunidad”.

Al ver el video que grabó su padre, revivió la escena con otra perspectiva. “Yo no vi la ballena en ese momento, solo la escuché. Pero al ver la grabación, noté su tamaño enorme y también que había otras ballenas cerca. Me di cuenta de lo grande que fue la experiencia”.

Lección de vida.

Adrián asegura que este insólito episodio le dejó una gran enseñanza. “Me hizo reflexionar sobre lo frágiles que somos en la naturaleza y sobre la importancia de vivir cada momento. Al final, esto fue una experiencia única”.

Sin duda, una historia que podría estar en los libros, pero que fue completamente real.

Autor Itzel G. Bandala

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