El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha desatado un escándalo al ordenar un operativo sin precedentes para detener al ex vicepresidente Jorge Glas, quien se encontraba asilado en la embajada de México en Quito. A pesar de las consecuencias diplomáticas y de las acusaciones de violación de tratados internacionales, Noboa justifica firmemente su decisión.
En medio del debate sobre la violación de la Convención de Viena, la canciller de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, ha revelado que fue el propio Noboa quien ordenó el ingreso a la embajada para llevar a cabo la detención. Aunque reconoce las implicaciones legales, Sommerfeld argumenta que era imperativo evitar que un delincuente condenado recibiera asilo político.
Noboa, tras varios días de silencio, finalmente emitió un comunicado justificando su decisión y advirtiendo sobre la gravedad de la situación. En él, afirma que se deben tomar medidas excepcionales para proteger la seguridad nacional y hacer cumplir el estado de derecho.
El presidente ecuatoriano enfatizó que la justicia debe prevalecer, rechazando cualquier intento de proteger a criminales condenados. Sin mencionar directamente a Glas, declaró que todos los delincuentes deben enfrentar las consecuencias de sus acciones, sin importar el costo.
Además de esta controversia, Noboa ha emitido un nuevo decreto presidencial reconociendo la existencia de un conflicto armado interno en Ecuador. Esta medida, que autoriza operaciones militares para combatir a grupos armados organizados, ha generado preocupación y críticas sobre el respeto a los derechos civiles y la constitución del país.
A pesar de la polémica, las fuerzas armadas han reportado un aumento significativo en las operaciones de seguridad, con resultados positivos en la incautación de armas y drogas. Sin embargo, los datos también muestran un aumento en la violencia y otros delitos, lo que plantea interrogantes sobre la eficacia de estas medidas en el largo plazo.