“Nos devolvieron al #Infierno”: #Bebés regresan a #Gaza tras ser operados, ¡en plena guerra! 😢

En el caos de Gaza, dos mamás viven una pesadilla que pensaron haber dejado atrás. Enas y Nihaya lucharon con uñas y dientes para sacar a sus hijos enfermos de un territorio bombardeado y darles una oportunidad de vida. Pero tras unas semanas de alivio en Jordania, fueron regresadas… justo cuando los ataques volvieron con fuerza.

Enas Abu Daqqa, de 33 años, sostiene a su bebé Niveen en una tienda improvisada en el campo de refugiados de al Shati, con un ventilador débil intentando ganarle al calor sofocante. Niveen, de apenas 7 meses, nació con un agujero en el corazón en plena guerra. Fue una lucha mantenerla viva en un sistema de salud colapsado.

“Mi hija no subía de peso y se enfermaba todo el tiempo”, cuenta Enas, mientras la pequeña llora inquieta. A principios de marzo, cuando hubo una tregua, lograron evacuarla a Jordania junto a otros 28 niños gazatíes. Allá, médicos jordanos lograron operarla con éxito del corazón. 💔

Pero dos semanas después, todo cambió. El alto al fuego se vino abajo y los bombardeos regresaron. Enas seguía las noticias desde la cama del hospital, con el alma en vilo por su esposo y sus otros hijos que seguían atrapados en Gaza.

El 12 de mayo, recibió la noticia que le rompió el alma: al día siguiente, ella y su familia serían devueltas a Gaza porque, según las autoridades jordanas, Niveen ya había terminado su tratamiento. “¿Cómo nos regresan en plena guerra?”, se pregunta Enas, con impotencia. Asegura que su hija no estaba lista para regresar: “A veces se asfixia y se pone azul. No puede vivir en una tienda de campaña así”.

El gobierno de Jordania explicó que la decisión de devolver a 17 niños (incluyendo a Niveen) se tomó por razones logísticas y políticas, y que el plan siempre fue regresarlos al mejorar. Además, señalaron que liberar espacio permitiría evacuar a más niños enfermos. “No queremos contribuir al desplazamiento de los palestinos”, dijeron en un comunicado.

Sin embargo, desde el Ministerio de Salud de Gaza advierten que muchos de esos niños todavía necesitan cuidados médicos. Y eso lo confirma Nihaya Bassel, de 30 años, otra madre que regresó con su hijo Mohammed, de un año, quien sufre de asma y alergias graves.

“Hemos vuelto a vivir entre el miedo y la muerte”, dice Nihaya, con los ojos llorosos. “Mi hijo necesita una leche especial, pero si come algo aquí, se enferma al instante”. Mientras habla, se escuchan los zumbidos de drones israelíes sobre el campamento.

El regreso fue una travesía tortuosa: “Salimos a las 4 a.m. y llegamos a Gaza a las 10:45 p.m.”. En el cruce, Nihaya dice que fueron maltratados por las fuerzas israelíes: les quitaron celulares, maletas, dinero e incluso los historiales médicos de los niños.

El ejército israelí dijo que solo confiscaron “dinero no declarado” que podría estar ligado a terrorismo, pero no explicaron por qué también se llevaron objetos personales y documentos médicos.

Enas afirma que a ella también le quitaron los suministros médicos para su hija. Y ambas madres comparten el mismo miedo: que todo lo ganado con el tratamiento en Jordania se pierda al regresar a un lugar donde la vida de sus hijos está constantemente en riesgo.

“Mi hijo estaba mejorando… yo lo veía y sentía alivio”, recuerda Nihaya, con la voz entrecortada. “¿Ahora quieren que regrese al punto cero? No quiero que mi hijo muera”. 😔

¿La vida de estos pequeños vale tan poco como para dejarlos a su suerte entre bombas y tiendas de campaña?

Autor Itzel G. Bandala

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