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En una reciente exposición ante la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados, el ministro de Justicia de Argentina, Mariano Cúneo Libarona, no dejó dudas sobre la postura del Gobierno de Javier Milei en relación con la diversidad sexual y las políticas de género. Durante su discurso, Cúneo Libarona citó textualmente al presidente, diciendo: “Nosotros rechazamos la diversidad de identidades sexuales que no se alinean con la biología: son inventos subjetivos…”.
Este comentario generó un revuelo inmediato en la sala, con murmullos y algunos aplausos inesperados. La diputada Ana Carla Carrizo, de la Unión Cívica Radical, no tardó en intervenir, recordándole al ministro que sus opiniones personales no deben interferir con la ley. “Usted es ministro de Justicia y está obligado a respetar las leyes del Estado argentino. No importa lo que usted piense, lo importante es que respete la ley,” subrayó Carrizo.
Sin embargo, el ministro no se dejó impresionar. Sin apagar su micrófono, le dijo a uno de sus colaboradores que estaba leyendo las palabras del presidente Milei, y añadió: “Esto está en la Constitución, la Biblia, el Corán, la ciencia, la naturaleza del ser humano. Aquí se trata de la igualdad y de castigar la violencia, sin género.”
Este discurso contrasta con la legislación argentina que protege los derechos de todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. Las leyes nacionales permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo, la identidad de género y el acceso a técnicas de reproducción asistida. Además, la Constitución Nacional y varias convenciones internacionales garantizan estos derechos, mientras que la Constitución argentina es laica, separando explícitamente el Estado de cualquier religión.
Cúneo Libarona también rechazó el marco actual al afirmar que “se acabó el género.” Esto se contrapone con la legislación existente en Argentina que combate la violencia de género. La ley 26.485, por ejemplo, busca soluciones para este problema en un país donde una mujer muere cada 35 horas víctima de un femicidio.
En su exposición, el ministro también dejó claro su desdén por iniciativas que apoyan a las víctimas de violencia de género, mencionando una reforma que debilita el programa Acompañar, que antes ofrecía hasta seis meses de apoyo. Ahora, el acompañamiento se reduce a tres meses y exige una denuncia policial, algo que muchas víctimas no pueden cumplir. La diputada Carrizo destacó que muchas mujeres temen denunciar, lo que a menudo resulta en su muerte dentro de su hogar.
El ministro insistió en que se necesitan políticas generales para combatir la violencia y evitó mencionar específicamente la violencia de género. En sus intervenciones, Cúneo Libarona también se centró en supuestos casos de denuncias falsas, algo que fue criticado por varios diputados y la comunidad en general.
El gobierno de Milei ha sido criticado por su postura hacia el Ministerio de la Mujer y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), que fueron desmantelados o debilitados durante su mandato. La Universidad de Buenos Aires (UBA) también expresó su rechazo a las palabras del ministro, reafirmando su compromiso con los derechos de las mujeres y las diversidades.
El ministro intentó matizar sus declaraciones en una entrevista posterior, afirmando que “hay dos sexos, varón y mujer,” pero que cada persona es libre de identificarse como desee. A pesar de esto, sus comentarios siguen siendo motivo de controversia, al apartarse del consenso médico y psicológico actual, que distingue entre sexo, género, orientación e identidad sexual.
El debate continúa, y las críticas hacia el gobierno de Milei y sus políticas sobre diversidad sexual y género siguen creciendo.
