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En preparación para el equinoccio de primavera. Entre los puntos de interés se encontraba la pirámide principal, hogar de las estatuas de piedra conocidas como los Atlantes.
Ventura García Cruz, una de las presentes, compartió la tradición que la lleva a este sitio cada 21 de marzo. En lo alto de la pirámide, donde se alzan los imponentes Atlantes, realizan un ritual dedicado al Dios Quetzalcóatl, buscando prosperidad para el año venidero.
Como miembro del grupo “Amanecer”, Ventura, quien también es maestra de historia, resaltó la importancia de admirar el legado dejado por los antiguos toltecas en la Zona Arqueológica. Para ella y sus compañeras, este lugar no solo ofrece conexión con la naturaleza, sino también una visión más profunda de la riqueza histórica de la cultura tolteca.
María Estela Pelcastre, con más de cinco décadas de visita a la pirámide central, comparte la misma devoción por este sitio durante el equinoccio de primavera. Ha transmitido esta tradición a sus hijos y nietos, quienes la acompañan cada año, vistiendo de blanco para la ocasión.
