En el tercer trimestre de 2024, Petróleos Mexicanos (Pemex) logró un récord en su capacidad de refinación al procesar un promedio de un millón 258 mil barriles diarios de crudo. Este nivel representa un aumento de 100.31% en comparación con el cierre de 2018, marcando el mayor volumen refinado en una década. Sin embargo, este logro también plantea interrogantes sobre la sostenibilidad y eficiencia de la estrategia energética de la administración de AMLO.

El director general de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, atribuyó este incremento a una política enfocada en fortalecer la soberanía energética, posicionando a Pemex como un motor de desarrollo para México. A pesar de las declaraciones optimistas, algunos expertos cuestionan si esta estrategia a largo plazo será suficiente para mantener la rentabilidad de la petrolera estatal, que continúa enfrentando desafíos financieros y operativos significativos.
El crecimiento en la refinación se logró gracias a las siete refinerías del Sistema Nacional de Refinación (SNR), que juntas promediaron 962 mil barriles diarios, un avance del 53% en comparación con el inicio del sexenio. A esta cifra se sumó la planta de Deer Park en Texas, que aportó 296 mil barriles diarios. Sin embargo, críticos señalan que la dependencia de refinerías en el extranjero sigue siendo un punto débil, subrayando que la autosuficiencia prometida está lejos de alcanzarse completamente.
Carlos Lechuga Aguiñaga, director de Pemex Transformación Industrial, destacó el papel de las refinerías de Cadereyta y Salamanca, que fueron cruciales para un aumento del 24% en la producción anual del SNR. También se mencionó la entrada en operación de la refinería Olmeca, con un procesamiento inicial de 56 mil barriles diarios. A pesar de este avance, la refinería de Dos Bocas ha sido objeto de críticas por los retrasos y sobrecostos que han acompañado su desarrollo.
En términos de producción de combustibles, como gasolina y diésel, Pemex alcanzó 491 mil barriles diarios, un 19% más que el año anterior. Aunque este aumento es importante, queda la pregunta de si estos niveles serán suficientes para asegurar una verdadera independencia energética en un país con alta demanda de combustibles. La administración actual insiste en que seguirá enfocada en aumentar la producción de productos de alto valor, buscando destilados con rendimientos superiores al 60%.
A pesar de los anuncios de expansión y las inversiones en infraestructura como las coquizadoras de Tula y Salina Cruz, persisten dudas sobre el impacto ambiental y la capacidad de Pemex para operar de manera sostenible. La visión de autosuficiencia que promueve el gobierno de López Obrador enfrenta un escepticismo creciente, con analistas señalando la necesidad de diversificar hacia fuentes de energía más limpias y menos dependientes del petróleo.