El 24 de junio de 2024, diversas instituciones financieras ajustaron a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB de México, estableciendo un promedio de 2.1 por ciento para este año. La incertidumbre generada por la mayoría legislativa de Morena, PT y PVEM, que podría impulsar cambios constitucionales, ha contribuido significativamente a este ajuste.
Entidades como JP Morgan y Citibanamex subrayaron que la inseguridad sobre las políticas económicas actuales afecta negativamente a la inversión y al clima de negocios. Este ambiente de incertidumbre ha sido una constante preocupación para los inversionistas, quienes demandan mayor claridad y estabilidad en las políticas gubernamentales para tomar decisiones informadas.
Janneth Quiroz, directora de análisis de Monex, resaltó la importancia de vigilar de cerca la demanda interna y la inversión, factores clave para el crecimiento económico. La desaceleración de la economía mundial también juega un papel importante, pues impacta las exportaciones mexicanas y el flujo de inversiones extranjeras directas.
El enfriamiento económico ha sido mayor al previsto inicialmente, afectando sectores vitales como la manufactura y el comercio. Las expectativas de crecimiento económico también se ven influenciadas por los conflictos internos y externos, así como por la capacidad del gobierno para implementar reformas estructurales necesarias.
Además, la inflación sigue siendo un reto significativo, erosionando el poder adquisitivo de los consumidores y aumentando los costos para las empresas. Las políticas fiscales y monetarias del gobierno serán cruciales en los próximos meses para mitigar estos efectos y estimular el crecimiento económico.
En conclusión, el panorama económico de México se enfrenta a múltiples desafíos que requieren una respuesta coordinada y eficaz por parte de las autoridades para revertir la tendencia de desaceleración y restaurar la confianza de los inversionistas y consumidores.