Hace 35 años, el 20 de noviembre de 1989, la ONU aprobó un tratado que cambió el rumbo de los derechos de los más pequeños: la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). ¿El objetivo? Proteger a los niños y reconocer que tienen derechos propios que deben ser garantizados por los adultos. Desde entonces, casi todo el mundo lo firmó, ¡excepto un país! ¿Cuál? Sí, Estados Unidos. 🇺🇸
Aunque el tratado ya cuenta con la firma de 196 países, EE. UU. sigue sin ratificarlo, lo que significa que no está legalmente obligado a cumplirlo. A pesar de que la CDN se considera el tratado de derechos humanos más ratificado de la historia, EE. UU. permanece aislado en este tema. Pero, ¿por qué no lo ratifica? Aquí te lo contamos.
¿Qué tiene de especial la Convención sobre los Derechos del Niño?
La CDN reconoce que los niños (menores de 18 años) son individuos con derechos, y no solo “dependientes” de los adultos. Antes de este tratado, incluso en muchos países, era legal que los niños trabajaran al mismo nivel que los adultos. 😱
Este acuerdo, además de establecer que los niños deben tener acceso a educación y salud, deja claro que los adultos son responsables de garantizar esos derechos. Los principios clave de la CDN son:
- Protección especial para los niños en riesgo
- Derecho a una educación y a atención médica
- Crecer en un ambiente de amor y comprensión
- Desarrollo pleno de sus habilidades y talentos
Según Unicef, el tratado ve al niño como parte de una familia y comunidad, con derechos y responsabilidades acordes a su edad y etapa de vida.
¿Por qué EE. UU. no lo ha ratificado?
Aunque Bill Clinton firmó el tratado en 1995, el tratado nunca llegó al Senado para su ratificación. Desde entonces, ningún presidente ha logrado que se apruebe en el Congreso, ni demócratas ni republicanos. El último intento fue en 2020, cuando Ilhan Omar intentó impulsarlo, pero no tuvo éxito.
Uno de los principales obstáculos es que, al firmar la CDN, un país se compromete a adaptar sus leyes para cumplir con los 54 artículos del tratado. ¡Y EE. UU. nunca dio ese paso!
¿Por qué hay tanta resistencia en EE. UU.?
El principal bloqueo viene de sectores conservadores que temen que la CDN limite la autoridad de los padres y de la soberanía de EE. UU. en temas clave. Aquí te contamos las tres principales preocupaciones:
- Autoridad de los padres
Algunos creen que la CDN le da demasiados derechos a los niños, como el derecho a expresarse sobre asuntos que les afectan. Para grupos como Parental Rights, esto pone en peligro el derecho de los padres a educar a sus hijos. Pero Human Rights Watch aclara que la CDN solo busca proteger a los niños en situaciones de abuso o maltrato, no interferir con la educación diaria. - Soberanía nacional
En EE. UU., se teme que un tratado internacional como este pueda influir en las leyes locales, algo que muchos ven como un golpe a la soberanía del país. Donald Trump dijo que no se debería “entregar la soberanía” a la ONU, especialmente si el tratado se convierte en ley federal. - Conflictos legales
Otro problema es que algunas leyes estadounidenses van en contra de la CDN. Por ejemplo, el tratado prohíbe la cadena perpetua sin libertad condicional para menores, pero en EE. UU. más de 20 estados aún permiten estas sentencias. Sin embargo, muchos defensores creen que esto podría solucionarse con una reserva en el tratado.
¿Qué significa todo esto para los niños en EE. UU.?
Los defensores de la CDN aseguran que la no ratificación de EE. UU. deja a los niños desprotegidos. De acuerdo con Human Rights Watch, ninguna de las leyes de los 50 estados en EE. UU. cumple con los estándares internacionales establecidos por el tratado. Por lo tanto, los niños en EE. UU. tienen menos protección que si el país ratificara la Convención.
En resumen…
Aunque algunos creen que EE. UU. nunca ratificará la CDN debido a la fuerte oposición interna, otros defienden que debería haber un enfoque más pragmático, centrado en cambiar las leyes nacionales para alinearlas con los derechos fundamentales de los niños. Lo que está claro es que la falta de ratificación de la CDN coloca a EE. UU. en una posición incómoda frente al resto del mundo, sobre todo cuando se trata de la protección de los más pequeños.