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La posible asistencia de Vladimir Putin a la investidura de Claudia Sheinbaum como presidenta de México ha levantado polémica a nivel internacional. Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos expresó que la presencia del líder ruso en el evento podría restar legitimidad a la ceremonia, en medio de las tensiones globales derivadas de la invasión a Ucrania. Esta situación coloca al gobierno de Sheinbaum en una delicada posición diplomática, donde las decisiones podrían impactar las relaciones de México con otras potencias.
El portavoz estadounidense advirtió que la participación de Putin podría interpretarse como una señal de apoyo a las políticas de Rusia, lo cual contrasta con la postura que muchos países han tomado frente al conflicto en Ucrania. La reacción ha generado un debate sobre las implicaciones de invitar a figuras controvertidas a eventos oficiales en un contexto internacional tan tenso.
Por otro lado, desde el círculo cercano a Sheinbaum, se ha mencionado que no hay confirmación oficial sobre la asistencia de Putin y que la agenda de la ceremonia aún está en proceso de definición. Sin embargo, la mera posibilidad de su presencia ya ha desencadenado una serie de críticas y especulaciones sobre las alianzas políticas que México podría estar forjando.
La situación plantea un desafío para la nueva administración, que deberá navegar cuidadosamente entre sus relaciones internacionales y las expectativas de la comunidad global. La polémica también abre un nuevo capítulo en las ya complejas relaciones entre México y Estados Unidos, en un momento donde las posturas diplomáticas están bajo un escrutinio constante.
