El Partido de la Revolución Democrática (PRD) enfrenta su desaparición tras perder su registro al no alcanzar el tres por ciento de votación en las últimas elecciones. Esta situación ha destapado problemas financieros graves, incluyendo deudas millonarias y múltiples juicios por despidos injustificados.
Raúl Flores, exdirigente del PRD en la Ciudad de México, atribuye la crisis a malos manejos financieros, falta de autocrítica y conflictos internos. Según Flores, el partido incluso registraba gastos asociados a personas como Andrés Manuel López Obrador, a pesar de que ya no pertenecía a la organización.
Los trabajadores del PRD han denunciado presiones para renunciar sin recibir compensaciones adecuadas, mientras que otros enfrentan juicios por despidos arbitrarios. Esta incertidumbre ha generado un ambiente tenso dentro del partido, afectando tanto a empleados actuales como a extrabajadores.
Además, a pesar de la disminución de financiamiento, el PRD ha seguido gastando en viajes, eventos y promoción de imagen, evidenciando una gestión ineficiente de recursos. Estos gastos incluyen desde viajes nacionales e internacionales hasta servicios premium de bocadillos en eventos especiales.
El INE ha notificado al PRD sobre la pérdida de su registro, iniciando el proceso de liquidación. Francisco Javier Huacus, coordinador de diputados del PRD, ha afirmado que el partido deberá conciliar sus deudas utilizando sus prerrogativas. Este proceso administrativo será crucial para resolver las obligaciones financieras del partido.
La desaparición del PRD deja un legado de deudas y conflictos que deberán ser gestionados cuidadosamente para evitar mayores repercusiones en el ámbito político y social.