En el escenario del Instituto Nacional Electoral se desató una batalla de calificativos y propuestas entre las candidatas presidenciales durante el primer debate. Claudia Sheinbaum, representante de la coalición Sigamos Haciendo Historia, lideró con múltiples propuestas, pero también respondió a las acusaciones de Xóchitl Gálvez, abanderada del PRI, el PAN y el PRD, tildándola de mentirosa y de aprovecharse del sufrimiento de las víctimas.
Las acusaciones cruzadas no se hicieron esperar. Gálvez acusó a Sheinbaum de ser insensible y de utilizar medicamentos sin base científica en la gestión de la pandemia. Por su parte, Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano, arremetió contra Gálvez, vinculándola con figuras del PRI implicadas en corrupción.
En medio de este intercambio, Sheinbaum aprovechó para reconocer el valor del cuerpo diplomático mexicano en Ecuador, destacando la importancia de seguir con la transformación iniciada en 2018 frente a un posible regreso a la corrupción.
Los ataques continuaron con Gálvez exponiendo el pasado priísta de Álvarez Máynez, quien a su vez defendió su posición como representante de una nueva política. Sheinbaum y Gálvez intercambiaron propuestas sobre salud y educación, resaltando diferencias en cuanto a la privatización de los servicios de salud.
En un momento crucial del debate, Sheinbaum exhibió evidencia sobre una supuesta promesa incumplida de Gálvez, mientras esta respondía con documentación sobre donaciones y acusaciones de negligencia criminal en el caso del Colegio Rébsamen.
Finalmente, Sheinbaum reafirmó su compromiso con la justicia y las víctimas, mientras Gálvez insistía en su enfoque centrado en mencionar a las víctimas y exhibir documentos para respaldar sus acusaciones.
La confrontación entre las candidatas presidenciales dejó al descubierto no solo diferencias en propuestas políticas, sino también enfoques y estrategias para ganar la simpatía del electorado.