En los últimos años, las restricciones contra el fentanilo se han intensificado, lo que ha llevado a los cárteles mexicanos a buscar nuevas formas de producción y distribución de esta droga. Según un artículo de The New York Times, los criminales han comenzado a probar sus fórmulas más peligrosas en personas sin hogar, ofreciéndoles hasta 30 dólares a cambio de inyectarse el fentanilo.
La operación de los cárteles es bastante macabra: se dirigen a campamentos donde viven personas en situación de calle y les ofrecen la última fórmula de fentanilo, prometiéndoles un pago a cambio de ser parte del “experimento”. Uno de los hombres que participó en estas pruebas contó que se ofreció como voluntario en varias ocasiones y que los agentes del cártel lo visitaban todos los días. Además, aseguró que los graban y fotografían mientras observan cómo la droga hace efecto en ellos.
Aunque algunos se arriesgan a recibir la inyección, no todos sobreviven, ya que los efectos de la droga pueden ser letales, dejándolos inconscientes o incluso causándoles la muerte.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades para frenar la venta de esta droga, los cárteles siguen encontrando formas de mantener su producción. China empezó a restringir las exportaciones de los materiales necesarios para hacer fentanilo, lo que obligó a los criminales a innovar en sus métodos para seguir abasteciendo el mercado estadounidense.
¿Cómo se fabrica el fentanilo?
Dentro de los laboratorios de los cárteles, los “cocineros” combinan el fentanilo con sedantes para animales y otros anestésicos peligrosos. La forma en que prueban su efectividad es muy cruel: inyectan la mezcla en conejos y pollos. Si un conejo sobrevive más de 90 segundos, la fórmula se considera lo suficientemente débil para ser distribuida en Estados Unidos.
Los opioides sintéticos están llegando de forma constante a las calles estadounidenses, y los cárteles siguen exponiendo a sus cocineros a estos compuestos peligrosos, provocando efectos como alucinaciones, desmayos y muerte. Los cárteles también reclutan estudiantes de química para que se conviertan en sus nuevos “cocineros”, y aunque algunos aseguran que las pruebas no son fatales, siempre hay lotes defectuosos que podrían ser mortales.
Uno de los jefes del cártel explicó que, en el pasado, comenzaron a dudar de la efectividad de sus fórmulas cuando notaron que las gallinas dejaron de caer tras ser inyectadas. Ahora, para hacer sus pruebas, llevan hasta cuatro o cinco conejos para ver si las nuevas mezclas tienen el poder suficiente.
El consumo de fentanilo sigue fuera de control en Estados Unidos, donde las personas compran lotes enteros de la droga por el efecto psicoactivo que genera. Y como bien dijo alguien del cártel: “Uno muere y nacen 10 adictos más.”
Al final, cuando se le preguntó a uno de los líderes del cártel sobre su responsabilidad en la fabricación de fentanilo, su respuesta fue clara: “Si no hubiera tanta gente en Estados Unidos buscando drogarse, no venderíamos nada.”