En 2006, Robert Epstein, un hombre buscando el amor en internet, se metió en una situación algo… rara.
Resulta que empezó a intercambiar correos con Ivana, una atractiva mujer rusa, y aunque él al principio solo quería una amiga por correo, ella parecía superinteresada. ¡Tanta que incluso le confesó estar enamorada de él! 😳

Ivana, que escribía cosas como “Siento algo muy especial por ti… de la misma manera que una flor florece en mi alma… Esperaré tu respuesta, con los dedos cruzados…”, se fue ganando la confianza de Epstein. Sin embargo, algo no cuadraba… ella nunca respondía directamente a sus preguntas.
Un día, tras enviarle una frase absurda, él se dio cuenta: ¡Ivana no era humana! Era un robot conversacional, o lo que comúnmente llamamos “chatbot”. 😱
Lo curioso no es que un chatbot ruso engañara a un californiano, sino que Epstein, un experto en chatbots y uno de los fundadores del Premio Loebner (una competencia donde las computadoras deben hacerle creer a un humano que son humanos), había sido engañado durante dos meses.

La prueba de Turing: Alan Turing, el pionero de la computación, propuso en 1950 lo que hoy conocemos como la prueba de Turing. En esta prueba, una computadora debe imitar a un humano lo suficientemente bien como para engañar a un juez durante una conversación.
Aunque Turing creía que para 2000 las computadoras engañarían al 30% de los jueces, no fue hasta 2014 cuando un chatbot llamado “Eugene Goostman”, quien se hacía pasar por un niño ucraniano de 13 años, logró superar la prueba.

Pero no siempre fue así. Eliza, un chatbot de los años 60, no habría pasado la prueba de Turing. Sin embargo, con simples líneas de código, logró convencer a mucha gente de que era una terapeuta humana. Y no solo eso, sino que los psicoterapeutas estaban fascinados con Eliza.
De Eliza a Alexa: Hoy en día, los chatbots están por todas partes. Programas como Alexa de Amazon, Siri de Apple y la asistente de Google hacen tareas pequeñas, pero muy útiles. También los usamos en servicios como Babylon Health para consultar síntomas médicos, o incluso en bancos.
Y claro, no todos los chatbots intentan pasar por humanos. Algunos, como los de Ashley Madison, son usados para ocultar la falta de mujeres en sus servicios. Otros, como MGonz, se especializan en insultar. 🙄
Los chatbots son una muestra de cómo la automatización ha cambiado nuestra vida. Desde las cajas de autoservicio hasta los chatbots en el servicio al cliente, nos ayudan a liberar tiempo para que podamos tener interacciones más significativas entre nosotros.
Y aunque a veces estamos rodeados de tecnología, debemos recordar que, aunque las máquinas lo hagan todo, ¡las conversaciones más valiosas siguen siendo las de carne y hueso!