Hace 60 años, Disney lanzó una película que nos sumergía en un universo lleno de magia, donde los deshollinadores parecían más felices que los banqueros y la risa desafiaba a la gravedad. Con sus melodías pegajosas y esos simpáticos pingüinos bailarines, “Mary Poppins” se convirtió en un auténtico fenómeno.
Era, sin duda, supercalifragilisticoespialidoso.
Sin embargo, había una persona que no pudo soportar el tono tan alegre y azucarado de esta adaptación: la autora de los libros en que se basó.
Pamela Lyndon Travers es la creadora de la famosa niñera, aunque siempre negó rotundamente que alguien pudiera haberla inspirado. A pesar de eso, Mary Poppins apareció por primera vez en 1934, seguida de “Mary Poppins Regresa” (1935), “Mary Poppins abre la puerta” (1943) y cinco libros más, completando una serie de ocho que terminó en 1988.
Cuando la BBC la entrevistó ese mismo año, Travers dejó claro que su heroína no tenía base en ninguna persona real. “¿Alguna vez conociste a alguien que se deslizara por una barandilla?”, preguntó, refiriéndose a una de las primeras sorpresas que se encuentran los lectores y los niños bajo el cuidado de Mary.
Antes de deslizarse de esa manera tan particular, la enigmática niñera llegó con el viento del este para traer su magia a los residentes de No. 17 en la calle Cerezo, Londres. Su atuendo incluía un sombrero de paja adornado con flores, un paraguas con un mango que parecía la cabeza de un loro y un bolso que misteriosamente albergaba todos sus objetos personales.
Su nariz era respingada, tenía “pelo negro y brillante”, y era “delgada, con grandes manos y pies, y ojos azules que parecían ver a través de todo”, aunque, como enfatizaba la autora, no era exactamente una belleza.
Con Mary, los niños Banks, Jane y Michael, disfrutan de un té flotante en el techo, viajan por el mundo con una brújula mágica, y exploran las profundidades del océano y las constelaciones. Una niñera maravillosa, pero no precisamente dulce.
“Michael se dio cuenta de que era imposible mirar a Mary Poppins y desobedecerla. Había algo en ella que era extraño y asombroso, a la vez aterrador y emocionante”.
Travers, antes de convertirse en escritora, había soñado con ser actriz. En una producción de “Sueño de una noche de verano”, se presentó como Titania en 1924. Aunque sus relatos son típicamente ingleses, Travers era originaria de Australia, y su verdadero nombre no era Pamela, sino Helen Lyndon Goff.
A través de sus escritos, creó una familia convencional, con el señor y la señora Banks y sus cuatro hijos: Jane, Michael, y los mellizos John y Barbara. Sin embargo, su vida familiar fue mucho más compleja y problemática. Su padre, que trabajaba en el banco del pueblo, tuvo un trágico destino, diferente al del señor Banks. Falleció joven a causa del alcoholismo, cuando Travers solo tenía 7 años.
Después de este evento, su madre enfrentó dificultades y, poco después, intentó quitarse la vida. Aunque Travers siempre dijo que su difícil infancia tuvo poco impacto en sus libros, había un familiar que, al menos en parte, inspiró a Mary Poppins. Tras el intento de suicidio de su madre, Travers se aferró a una tía abuela soltera, la tía Ellie, que trajo orden y disciplina a su vida.
Mary Poppins comenzó su andanza en 1933, en Sussex. Travers había llegado a Londres en los años 20, donde su deseo de ser actriz se transformó gradualmente en una carrera literaria. Con el apoyo del poeta George Russell, Travers exploró el misticismo y conectó con Madge Burnand, con quien se mudó a la campiña en 1931.
Mary Poppins hizo su entrada en la historia de una manera espectacular, impulsada por un viento fuerte que la llevó a la casa de los Banks. En la versión de Disney, ella desciende como un ángel del cielo. Mientras Burnand cocinaba, Travers se dedicaba a escribir poemas y ensayos. Algunos biógrafos especulan sobre una posible relación romántica entre ellas, pero Travers nunca habló de su vida privada.
En una entrevista, Travers recordó que Mary Poppins llegó a su vida “en medio de una enfermedad, en una cabaña antigua”. Aún recuperándose de una pleuresía, comenzó a escribir lo que sería su primera novela. Como muchos clásicos infantiles, el libro está lleno de magia, pero también de sombras: miedo, tristeza y pérdida.
Estuvo a punto de no ser publicado. “Nunca pensé que alguien quisiera leerlo; lo hacía solo para mí”, confesó. Pero un amigo llevó el manuscrito a una editorial y la primera edición, lanzada en otoño de 1934, se agotó rápidamente.
La historia de Mary Poppins, situada en el Londres de la Gran Depresión, retrata un mundo en crisis. La familia Banks, a pesar de ser de clase media, vive con ansiedades financieras y tiene “la casa más pequeña de la calle”. El señor Banks le dijo a su esposa que podía tener una casa hermosa y cómoda o cuatro hijos, pero no ambos. Ella eligió a los hijos, así que su hogar, aunque en un buen vecindario, estaba “bastante deteriorado y necesitaba pintura”.
La Mary Poppins de Travers lleva a los niños en aventuras nocturnas y fiestas en el zoológico, donde los animales escapan de sus jaulas. Pero a menudo, su comportamiento es “enojado”, “desdeñoso” y “aterrador”. Aunque los protege de experiencias aterradoras, frecuentemente son ella misma quien crea esas situaciones como una forma de castigarlos por sus travesuras. Sin embargo, los niños la adoran.
Ella es la que los baña, los viste, los acuesta, los consuela y se queda con ellos “hasta que cambie el viento”. Millones de lectores se enamoraron de esta mágica niñera, y su éxito internacional alteró por completo la trayectoria (y la personalidad) de Mary Poppins.
En Los Ángeles, una joven llamada Diane adoraba a esta peculiar niñera. Diane era una chica estadounidense común, pero con una diferencia notable: su padre era Walt Disney.