“Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”. 🌑
Esa famosa frase de Neil Armstrong al pisar la Luna hace más de 55 años, no habría sido posible sin un ejército de científicos e ingenieros detrás. Pero entre todos esos héroes anónimos, hay uno que casi nadie recuerda: el británico Francis Thomas Bacon, mejor conocido como Tom Bacon.
Aunque en su tiempo, el presidente de EE. UU., Richard Nixon, le dijo que gracias a su trabajo, el hombre llegó a la Luna, hoy en día es un nombre que casi ha caído en el olvido. ¿Cómo? Si su invención fue clave para las misiones espaciales!
La batería que hizo posible la aventura lunar.
Bacon, nacido en 1904 en Billericay, Reino Unido, fue el cerebro detrás de las baterías de combustible alcalinas (o fuel cells). Estas células no solo generaban la electricidad necesaria para las misiones Apolo, sino que también producían agua, un recurso vital para los astronautas.
¿Cómo lo hizo? La batería de Bacon combina hidrógeno y oxígeno, generando electricidad al liberar electrones y produciendo agua como subproducto. Así, las naves espaciales no solo contaban con energía para los sistemas de radio y computadoras de navegación, sino también con agua potable. ¡Todo un logro para la supervivencia en el espacio! 🚀
El invento que nadie quería.
La idea de Bacon no era nueva, ya que a principios del siglo XIX, el galés William Grove ya había propuesto algo similar. Pero fue Bacon quien logró hacerlo realidad. Desde sus días en el Trinity College de Cambridge, Bacon vio el potencial de producir electricidad a partir de los elementos químicos, pero su propuesta fue rechazada por sus jefes cuando comenzó a trabajar en C.A. Parson en la década de 1920.
A pesar de la falta de apoyo, Bacon siguió adelante con su investigación. Después de varios años de pruebas y fracasos, su invención llamó la atención de la NASA, que estaba buscando soluciones energéticas para sus misiones a la Luna. Y vaya que lo consiguió. Su batería se convirtió en la mejor opción para alimentar los sistemas de las naves Apolo. ¡Nunca más una batería tradicional se acercó a esta maravilla de la ingeniería!
Bacon: el hombre que no buscaba fama.
El trabajo de Bacon fue fundamental para la misión Apolo 11, pero él nunca pensó que su invención fuera a tener tanto impacto. En entrevistas, el ingeniero confesaba que esperaba que su batería de combustible fuera utilizada en vehículos terrestres o trenes, no en cohetes espaciales.
El invento de Bacon fue tan eficiente que la NASA lo utilizó hasta 2010, cuando finalmente fue reemplazado por las baterías de iones de litio. Gracias a él, las naves no solo llegaron a la Luna, sino que también podían mantener a los astronautas hidratados y con energía durante toda la misión.
¿Por qué no lo conocemos más?
A pesar de su importancia, Bacon nunca buscó la fama. Como bien dice su biógrafa, era un hombre humilde. Durante su vida, el inventor fue invitado a todos los lanzamientos espaciales de la NASA, pero siempre respondía con sorpresa, preguntándose por qué lo invitaban.
Recientemente, en Cambridge, donde vivió hasta su muerte en 1992, se le rindió homenaje colocando una placa en su antigua residencia, finalmente reconociendo su enorme aporte a la humanidad.
Sin Tom Bacon, el hombre nunca habría llegado a la Luna. Y aunque su nombre tal vez no esté en la boca de todos, su legado sigue brillando en el espacio. 🌟