Fred Hoyle, el astrofísico británico que se ganó el apodo de “el hombre de las estrellas” por su contribución a la ciencia, es recordado por mucho más que su legado en la cosmología. De hecho, un término que él nunca quiso acuñar acabó marcando la historia del universo.

En una entrevista en 1995, Hoyle reflexionaba sobre las palabras, diciendo que “son como arpones” y que una vez dichas, es casi imposible quitarlas. ¡Y vaya que tenía razón! En 1949, tras una charla científica, fue el responsable de que se popularizara el término Big Bang… ¡y no fue su intención!
A mediados del siglo XX, Hoyle era conocido por su capacidad para explicar conceptos complejos como la expansión del universo a la gente común. La BBC lo invitó a compartir sus ideas, y fue así como en 1949, anunció que hablaría sobre “el universo en expansión”. En ese entonces, la teoría del universo en expansión ya era aceptada por la mayoría, gracias a grandes científicos como Einstein, Lemaître y Hubble.
Pero, Hoyle no solo iba a hablar de esa teoría, sino que también dejó caer una idea radical que cambiaría todo. En una de sus charlas, explicó cómo él creía que el universo era eterno y cíclico, y que cada expansión era solo un nuevo ciclo de creación, lo cual chocaba con la teoría del Big Bang de Lemaître. Y, de paso, mencionó algo que quedaría grabado en la historia de la ciencia: “gran estallido” o big bang, como una forma de referirse a las teorías opuestas.

Aunque Hoyle jamás pensó que esa frase se popularizaría (ni mucho menos que se convertiría en el nombre oficial de la teoría). Hoyle, que nunca estuvo convencido del Big Bang, solía referirse a él con escepticismo y ni siquiera le gustaba el término. De hecho, Gamow, quien defendía la teoría, también criticaba el nombre, llamándolo un “cliché”.
Sin embargo, Hoyle no solo fue famoso por su oposición al Big Bang. En los años 50, hizo una de sus mayores contribuciones científicas: la nucleosíntesis, demostrando cómo los elementos químicos que forman nuestro planeta se crean dentro de las estrellas. ¡Y sí, manito, literalmente somos polvo de estrellas!

Pero, ¿por qué no ganó el Nobel? Aunque Hoyle hizo descubrimientos que cambiaron nuestra comprensión del universo, su estilo directo y sus críticas a otros científicos, como cuando cuestionó la omisión de Jocelyn Bell en el Nobel de 1974, lo hicieron una figura algo polémica. Su actitud provocadora le costó el reconocimiento que muchos pensaban merecía.
Aunque la teoría del Big Bang ganó fuerza con el descubrimiento de la radiación cósmica de microondas en 1964, el nombre que él había mencionado como algo casual se quedó, a pesar de que los científicos no lo consideraban apropiado.
Hoyle murió en 2001, y aunque muchos lo recuerdan como uno de los científicos más imaginativos, creativos y controversiales de su tiempo, hoy se le asocia principalmente con un nombre que nunca aceptó. El Big Bang es uno de los neologismos más exitosos de todos los tiempos, y todo gracias a un científico que, irónicamente, nunca creyó en él.