Alejandro Alito Moreno se ha reelegido como líder del PRI, una decisión que ha generado tensiones dentro del partido. Algunos miembros del PRI han expresado su descontento con la reelección de Moreno, y la dirigencia del partido está considerando la expulsión de los inconformes. Esta reelección se produce en un momento crítico para el partido, que enfrenta desafíos tanto internos como externos, en un contexto donde las decisiones de Morena y el presidente López Obrador continúan moldeando el panorama político mexicano.
Desde su reelección, Alito Moreno ha defendido su liderazgo alegando que cuenta con el respaldo de la mayoría de los priistas. Sin embargo, los críticos internos señalan que el proceso no fue transparente y acusan a Moreno de querer perpetuarse en el poder, lo que podría fracturar aún más al PRI en un momento donde la unidad es crucial.
La posible expulsión de los miembros disidentes podría tener consecuencias graves para la cohesión del partido, que ya está lidiando con la pérdida de influencia en el panorama político nacional. Además, la cercanía de las elecciones y la necesidad de alianzas estratégicas para enfrentar a Morena en las urnas aumenta la presión sobre la dirigencia priista.
El PRI, que alguna vez fue el partido dominante en México, se encuentra en una encrucijada donde la reelección de Moreno podría definir su futuro. Con la sombra de Morena y López Obrador al acecho, la capacidad del PRI para mantenerse relevante en el juego político será puesta a prueba en los próximos meses.