La reforma al Poder Judicial, impulsada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, enfrenta crecientes desafíos para ser aprobada en el Senado. Con la votación programada para las próximas semanas, la coalición oficialista aún no ha logrado consolidar los 86 votos necesarios para alcanzar la mayoría calificada, lo que ha generado tensiones entre Morena y los partidos de oposición.
La reforma busca cambios profundos en el sistema judicial mexicano, con la promesa de combatir la corrupción y mejorar el acceso a la justicia. Sin embargo, senadores opositores, así como organizaciones civiles, han expresado su preocupación por los posibles impactos que esta reforma tendría sobre la independencia judicial. Hasta el momento, 43 senadores de oposición han manifestado su rechazo, dejando a la coalición oficial con 85 votos, un número insuficiente para modificar la Constitución.
La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha señalado que la reforma será una de las primeras en ser discutida y votada bajo su mandato, destacando su importancia para consolidar las transformaciones prometidas por la Cuarta Transformación. No obstante, las críticas sobre la falta de consenso y la rapidez con la que se pretende aprobar la reforma han avivado el debate en torno a su viabilidad.
Además de los legisladores, miles de trabajadores del Poder Judicial y miembros de la sociedad civil han marchado en señal de protesta, exigiendo que se respete la autonomía de los jueces. Estos movimientos también han advertido sobre la posibilidad de un paro laboral a nivel nacional si la reforma avanza sin modificaciones sustanciales.
Se espera que el Senado defina el futuro de la reforma en las próximas semanas, pero la creciente oposición y las movilizaciones en contra indican que el proceso será arduo y polarizado.