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La ofensiva de Rusia ha comenzado en su intento de recuperar partes de Kursk, que fueron tomadas por las fuerzas ucranianas tras un ataque sorpresa. Sin embargo, el avance ruso aún no ha ganado suficiente fuerza.
Ucrania sorprendió el mes pasado al tomar decenas de asentamientos en Kursk, algo que incluso dejó perplejos a algunos de los aliados de Kyiv. A pesar de este éxito inicial, desde un principio los analistas veían difícil que Ucrania pudiera mantener estos territorios.
Geolocalizaciones en video han mostrado que Rusia ha retomado algunas aldeas, pero la situación sigue siendo incierta. La cantidad y la calidad de las tropas rusas desplegadas en la región no son claras, y la información confiable desde el frente sigue siendo limitada.
Vladimir Putin ha advertido que la OTAN estaría en “guerra con Rusia” si permite que Ucrania use misiles de largo alcance contra su territorio.
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, confirmó que Rusia ha iniciado su contraofensiva en Kursk, donde se espera que desplieguen entre 60,000 y 70,000 soldados. Sin embargo, el viernes declaró que los rusos “aún no han logrado ningún avance significativo” y elogió la resistencia de sus soldados, describiéndolos como “heroicos”.
El Departamento de Defensa de EE.UU. estima que Rusia necesitaría alrededor de 20 brigadas, es decir, unos 50,000 efectivos, para expulsar a las tropas ucranianas de Kursk. Pat Ryder, portavoz del departamento, calificó las acciones rusas como “marginales” y aseguró que aún no se ha visto la fuerza necesaria para desalojar a las tropas ucranianas.
Algunas fuerzas de élite rusas parecen estar involucradas en esta ofensiva, ya que videos muestran a elementos del Regimiento de Paracaidistas 51º en combate. Pero el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) sostiene que la mayoría de las unidades rusas en Kursk no tienen experiencia en combate.
Los primeros indicios apuntan a que Rusia podría intentar aislar a las tropas ucranianas cerca de Korenevo, antes de lanzar una ofensiva más grande.
Un oficial ucraniano informó que los rusos habían recuperado unos dos kilómetros en la zona occidental de Kursk, una evaluación que coincide con los reportes de blogueros militares rusos. Según este oficial, las malas comunicaciones están dificultando las operaciones ucranianas.
Se ha visto la bandera rusa, junto con la de la empresa militar privada Wagner, izada en la aldea de Snahost. A pesar de esto, el oficial aseguró que la situación se ha estabilizado y los combates se intensifican en aldeas cercanas.
Además, hay indicios de que Ucrania podría estar planeando un nuevo ataque por una ruta diferente hacia Veseloe, posiblemente con la intención de desviar la atención rusa.
Robert Rose, del Instituto de Guerra Moderna, sostiene que Ucrania podría estar usando estas ofensivas sorpresa para llevar a cabo una estrategia de desgaste, presionando a las fuerzas rusas en múltiples frentes.
A pesar del contraataque ruso, Zelensky sigue firme en su apoyo a la operación en Kursk, insistiendo en que ha sido crucial para frenar los avances rusos en Donetsk, especialmente en la ciudad de Pokrovsk, que enfrenta una amenaza inminente. Putin, por su parte, está enfocado en capturar las cuatro regiones del este de Ucrania que ya controla parcialmente.
Zelensky también destacó que la superioridad de Rusia en municiones de artillería en Pokrovsk se ha reducido significativamente, de una ventaja de 12 a 1 a solo 2.5 a 1, algo que atribuyó al éxito de la incursión en Kursk.
Aunque el avance ruso se ha desacelerado en las últimas semanas, no se ha retirado una cantidad considerable de unidades para luchar en Kursk. Sin embargo, algunas tropas han sido redistribuidas desde áreas menos disputadas en el vasto frente de 1,000 kilómetros. El Kremlin parece estar priorizando la región de Donetsk, al menos por ahora.
Ucrania tiene varios objetivos inmediatos: reforzar sus defensas en el este, acelerar la formación de nuevas unidades, y desarrollar ataques más profundos que impacten la infraestructura rusa, como aeródromos y depósitos de combustible. También están presionando por más libertad para utilizar misiles occidentales de precisión dentro del territorio ruso.
Zelensky reiteró que las bombas aéreas rusas, conocidas como FABs, han causado el 80% de los daños en la infraestructura de Ucrania, y enfatizó la urgencia de atacar las bases aéreas desde donde se lanzan.
El apoyo internacional parece estar creciendo. El primer ministro británico, Keir Starmer, dijo tras reunirse con Joe Biden que “las próximas semanas serán cruciales” y que es vital seguir apoyando a Ucrania en esta lucha por la libertad. No obstante, la administración de Biden sigue siendo cautelosa ante las posibles repercusiones de una escalada directa con Rusia.
La ofensiva en Kursk podría abrir una nueva estrategia para Ucrania, permitiendo que exploten vulnerabilidades en las fuerzas rusas, algo que Robert Rose describe como una táctica que forzaría a Rusia a extenderse demasiado y perder terreno. Para el profesor Matthew Schmidt, de la Universidad de New Haven, la clave está en si estos movimientos logran modificar las decisiones de Putin.
En última instancia, todo dependerá de si esta incursión consigue forzar a Rusia a la mesa de negociaciones o si cambia su enfoque en Donetsk.
