Venezuela no solo perdió gente, perdió cerebros, experiencia y esperanza. Más de 4 millones de personas en edad de trabajar se desconectaron del mercado laboral en medio de una de las peores crisis económicas que ha vivido el país. El impacto fue tan grande que el país perdió el equivalente a 55,3 millones de años de educación. 😱📉

Este dato lo reveló el economista Omar Zambrano, jefe de la consultora Anova Policy Research, quien quiso medir de manera inédita cuánto daño hizo el colapso económico al principal motor de cualquier nación: su gente preparada.
Entre 2013 y 2021, Venezuela perdió el 75% de su economía. Como si eso no fuera poco, más de 7,7 millones de personas emigraron en busca de oportunidades. Y lo peor: los que se fueron o dejaron de trabajar eran en su mayoría jóvenes, con estudios y en su mejor etapa productiva. 💔
“La gente dejó de trabajar porque ya no tenía sentido. El sueldo no alcanzaba ni para el pasaje”, explicó Zambrano. 🚍💵
¿Por qué dejar de trabajar?
Durante los peores años —entre 2015 y 2019— la hiperinflación pulverizó los salarios. Trabajar ya no era rentable: muchos preferían hacer colas interminables para comprar comida o quedarse en casa cuidando a la familia, en vez de gastar en transporte para un sueldo que no servía ni para una arepa.
Y como el trabajo dejó de ser atractivo, también estudiar perdió sentido. ¿Para qué sacar una carrera si no hay futuro?

El gran apagón del talento. 🧑🎓➡️✈️
Del total de personas que salieron del sistema laboral, la mayoría se fue del país, pero otras simplemente se rindieron dentro de Venezuela. Las mujeres, especialmente, se quedaron cuidando hogares en los que uno o ambos padres ya habían migrado.
Lo más doloroso: se fueron los mejor preparados, los que podían levantar la economía. Se calcula que ese éxodo representa 97,8 millones de años de experiencia laboral acumulada. ¡Un golpe durísimo!
Empresas sin trabajadores.
Aunque ahora hay una leve mejora económica gracias a la dolarización parcial y la flexibilización de controles, las empresas tienen un nuevo problema: no encuentran personal calificado. La paradoja es que, aunque hay menos empleo formal, las vacantes que existen no se pueden llenar porque el talento se fue.
Zambrano advierte que el capital humano será uno de los mayores obstáculos para cualquier intento de recuperación.
¿Hay vuelta atrás? 🛬
El economista no pierde la fe. Cree que, como la migración venezolana es relativamente reciente, aún hay chance de que muchos regresen si se les ofrecen buenas condiciones: incentivos fiscales, acceso a viviendas, mejores sueldos y un entorno estable.
Pero para eso hace falta algo que hoy no abunda: voluntad política y estabilidad institucional. Y también reactivar con urgencia el sistema educativo público, que está operando “a medio pulmón”.
¿Y ahora qué?
Hoy, el crecimiento económico se concentra solo en ciertas zonas urbanas y sectores comerciales. Pero industria, agro, petróleo y construcción siguen de capa caída. Y aunque hay señales de vida, no alcanzan para una recuperación sólida sin el talento que se perdió.
La conclusión de Zambrano es clara: sin gente preparada y motivada, no hay futuro posible.