Un joven de 18 años, estudiante de la preparatoria Milford en Massachusetts, pasó por una experiencia de película luego de ser arrestado por agentes de inmigración justo cuando se dirigía a su práctica de voleibol. Después de seis días tras las rejas, Marcelo Gomes da Silva logró salir bajo fianza el jueves, gracias a un pago de 2 mil dólares.

Marcelo, que llegó desde Brasil cuando tenía solo 7 años, fue detenido el sábado pasado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Lo que buscaban era a su papá, dueño del auto que Marcelo manejaba y que había dejado estacionado en la casa de un amigo. Pero aunque Marcelo no era el objetivo, lo arrestaron porque supuestamente estaba en el país sin documentos en regla.
Al salir, Marcelo contó lo difícil que fueron esos días encerrado. Describió las condiciones como “humillantes”, durmiendo en un piso frío y sin casi nada de privacidad: “Llevaba un brazalete hecho con la manta metálica que me dieron para dormir en el cemento. Nunca olvidaré ese lugar ni lo que viví ahí”, dijo con mucha sinceridad.
Su abogada, Robin Nice, criticó durísimo el arresto: “Esto nunca debió pasar. Arruinamos la vida de un chico y afectamos a toda una comunidad. Estos muchachos deberían estar disfrutando su graduación, su baile, la vida de jóvenes, no encerrados ni peleando con el sistema”.

Además, Robin contó que Marcelo estuvo en una celda con más de 20 hombres, muchos el doble de su edad, sin ventanas, sin tiempo al aire libre ni privacidad para ir al baño o para bañarse. Marcelo, que es muy activo en su iglesia local, pidió una Biblia y se la negaron, lo que lo dejó muy dolido.
Durante su detención, Marcelo vio cómo algunos compañeros, que no hablaban inglés ni entendían por qué estaban presos, rompían en llanto al saber que serían deportados. Él les prometió hacer todo lo posible para que sus salidas fueran en mejores condiciones y con la ayuda que merecen.
Sobre la comida, Marcelo contó que algunos días solo le daban galletas, las cuales compartía con sus compañeros. Su primer antojo al salir fue un combo de nuggets y papas fritas de McDonald’s, un pequeño premio después de la pesadilla.
Desde el Departamento de Seguridad Nacional explicaron que el arresto fue porque estaban tras el padre de Marcelo, a quien describieron como una “amenaza para la seguridad pública” por manejar a más de 160 km/h en zonas residenciales. La portavoz Tricia McLaughlin aseguró que el joven no era el objetivo, pero que al descubrir que estaba sin estatus migratorio, procedieron a detenerlo.
Marcelo no sabía que estaba en riesgo de deportación. Entró al país con visa de visitante y después tuvo una visa de estudiante, que ya caducó. “Cuando me arrestaron ni siquiera entendía por qué”, contó el chico, “yo tenía 7 años cuando llegué, no sé nada de ese rollo de papeles”.
Tras su liberación, Marcelo defendió a su papá: “Es una buena persona, nunca hizo nada malo. Todo lo que tengo se lo debo a él”. También reveló que durante su arresto pudo hablar con su familia, quienes estaban muy asustados y temían salir de casa.
En la comunidad, la noticia impactó mucho. Su papá, João Paulo Gomes Pereira, hizo un video donde pide a gritos que Marcelo vuelva a casa: “Amamos Estados Unidos, pero necesitamos a nuestro hijo aquí con nosotros”. En la prepa Milford, sus compañeros organizaron una huelga y dedicaron un partido de voleibol a Marcelo.
Graduados y amigos expresaron su tristeza porque Marcelo no pudo participar en eventos importantes, como la ceremonia de graduación y el baile. “Si pudiera hablar con el presidente, le pediría que se ponga en nuestro lugar, porque Marcelo no es un criminal, es un estudiante”, dijo Amani Jack, una amiga de clase.
Finalmente, Verónica Hernández, defensora de familias migrantes, señaló que casos como este muestran que las autoridades están deteniendo a cualquier persona sin papeles, sin importar si cometieron algún delito o no. “Ver a un chico simplemente yendo a su práctica en riesgo me conmovió mucho”, agregó.
Por ahora, Marcelo espera una audiencia de inmigración que podría tardar semanas o meses, pero su abogada es optimista y confía en que él tendrá un futuro en Estados Unidos.